En el día de Pi, homenaje a la Raspberry Pi
Hoy es el día oficial de Pi. Bueno, en realidad todos los días y a todas horas podríamos decir lo mismo —es lo que ha demostrado esta curiosa página web—, pero aquí como siempre nos contagiamos de las tradiciones yanquis, que son mejores por el mero hecho de ser yanquis, y celebramos ese 3/14 que no podría existir en nuestro calendario a no ser que nos inventásemos un par de meses más.
El caso es que las celebraciones para el número Pi suelen ser curiosas en internet, donde el numerito se convierte en trending topic aunque mucha gente —y me incluyo— no sabría decir muy bien a qué corresponde. Algo de una circunferencia, ¿no?
Pues sí, es algo de una circunferencia, pero se ha convertido también en uno de los apellidos tecnológicos más populares de la historia. Todo se lo debemos a la insigne Raspberry Pi, que se lanzó hace algo más de cinco años y que desde entonces se ha convertido en un pequeño prodigio que ha demostrado que se puede hacer mucho con muy poco.


En Lifehacker hacían un buen resumen de algunos de los proyectos destacados y de algunos aprendizajes del autor, mientras que el blog oficial del proyecto hacía su particular homenaje al dispositivo con una imagen (incluida justo arriba) simpática. Un profesor de física ha querido calcular dígitos de Pi con una RPi —muy apropiado—, y en Twitter el hashtag #Happy_Pi se ha apoderado de este servicio.
Yo tengo mis Pis un poco olvidadas. Tengo una de cada, pero los proyectos que tenía pensados para ellas no hacen más que retrasarse. La RPi 2 que tenía en el salón como centro multimedia ha sido sustituida desde hace unos días por el Chuwi HiBox del que hablé hace un tiempo, mientras que la RPi 3 que compré para montarme mi pequeña retroconsola —incluso me compré varios mandos de imitación NES de estos— está aparcada porque ya sabéis que los reyes me trajeron un bartop que va demasiado bien. La Raspberry Pi original lleva ya bastante tiempo en un cajón, así que mis pobres plaquitas están medio abandonadas.
Eso no significa que no tenga pensado cosas para ellas. Hay un proyecto que quiero montar hace tiempo con la RPi 3 (de hecho la idea era hacer algo más serio con la RPi 2) a través de ArkOS. Entre otras cosas, para probar cómo tiraría un servidor de correo propio en el modesto hardware de esa placa, y puede que me ponga a ello en algún rato tonto que me quede. Lo difícil es encontrar ese rato, claro, porque las ganas de cacharrear disminuyen de forma importante por las famosas prioridades. No hace mucho comentaba que no deberías hacerlo todo con la Raspberry Pi, pero lo cierto es que estos pequeños prodigios siguen demostrando que se pueden hacer muchas cosas, aunque sea por el mero hecho de aprender a hacerlas (que no es poco). Desde aquí, mi respeto absoluto por el número Pi y desde luego por las Raspberry Pi, que por cierto, encabezan los Incognichollos de hoy.
Y ya puestos, dedicatoria obligada. Este post va para mi mujercita, que si no se entera mucho de mi cacharreo con las RPi es porque no quiere (¡pipi!). TALT.