En busca del silencio

El título es muy poético, pero probablemente el post no lo sea demasiado, porque no voy a hablar de algún tipo de reflexión rara, sino de lo que hablo en este blog: cosas frikis. Así que lo mejor es empezar. Hace un par de meses nuestro pequeño despacho casero comenzó a oler raro. No era ese olor inconfundible que uno detecta cuando tiene un par de enanos como es mi caso. No. Era un olor distinto. Algo estaba chamuscándose. Y claro está, tenía que ser mi PC de sobremesa. Por alguna razón que no logro entender la fuente de alimentación había petado, así que tras descartar que no había alguna cosa más afectada, hice un pedido rápido para comprarme una nueva fuente, una Corsair CX500 que elegí tras un breve repaso a un par de webs y que sobre todo me convenció por el precio, que no llegaba ni a 50 euros.
Pronto recordé porqué algunas fuentes de alimentación cuestan más y otras bastante menos. Aparte de las certificaciones de eficiencia hay un aspecto clave en este terreno: el ruido generado por la fuente de alimentación. Que en el caso de la Corsair era lamentablemente infernal. Estoy exagerando, claro. Pero para alguien que como yo es bastante maniático en su ambiente de trabajo, lo de tener ese bufido constante en segundo plano era algo que no podía cuajar.
Intenté aguantar con esa fuente, e incluso ese fue el momento de tratar de convertir a mi MacBook Air como equipo principal. Cero ruido, por supuesto, pero también menos productividad. Así que solo quedaba una solución. Comprar otra fuente, y dejar de escatimar. Esta vez me informé un poco más y tras leer algunos análisis y comparativas más acabé decidiéndome por una SeaSonic X-560, un modelo fanless que salvo en casos excepcionales es absolutamente silenciosa. Me ha llegado esta tarde en paquete impecable (de verdad, increíble, funditas para todo y un embalaje digno de la mismísima Apple), y ahora mismo llevo 10 minutos -lo que he tardado en escribir este post- funcionando con ella. Sin enterarme, claro. Qué pasada. La fuente ha costado 120 euros, una pasta para un componente como este, pero esos decibelios que me ahorro no tienen precio. Ya se sabe. Trabajar a gusto es otra cosa. Qué silencio. Qué gozada.
Una cosita más. Si alguien necesita una fuente de alimentación, tengo una Corsair CX500 de segunda mano a precio de chollo y casi nuevecita ;)