¿Y si funcionase?
Hace unos días publicaba 'Gimmicks', y aquella primera frase mía provocó alguna reacción que no he visto hasta más tarde. Y me autocito:
Escribir sobre tecnología durante años me ha hecho ser bastante escéptico con todo tipo de tendencias del mercado
Manu Contreras hacía la contrarréplica a esa frase con su post 'Negativos', en la cual básicamente desarrollaba esa idea de que muchas personas y, sobre todo, muchos periodistas tecnológicos hemos caído en un peligroso escepticismo.
Eso tiene ciertos pros -no solemos caer tanto en la hipérbole de clasificar algo como lo mejor o lo peor de la historia fácilmente-, pero también muchos contras. Parece como si uno se negara en redondo a aceptar nuevas ideas fresquitas que tratan de darle un giro a la situación actual.
Es como cuando un amigo te habla de su nueva idea de negocio. 'Oye Javi, con este proyecto lo voy/vamos a petar'. Porque ya sabéis, a veces te incluyen en el proyecto sin petición previa. Te explican el proyecto de pe a pa, y todo en la mente de tu amigo o conocido es fantástico y maravilloso. Y tú solo piensas en una cosa: "¿De verdad esto puede funcionar?". Un pensamiento que inevitablemente suele conducir a ese comentario que querrías hacer pero que no haces para no herir los sentimientos de tu amigo. Es el típico 'Mira Walter (ya sabéis de mi afición a los nombres USA), a mi esta idea me parece una estupidez. Es imposible que lo petes con ella'.
Pues bien, esa es un poco la aproximación que los que escribimos de tecnología solemos tomar -es mi caso, desde luego- de muchas noticias y soluciones sobre las que oímos hablar y leemos. No de todas, claro -las hay que hacen que algo se encienda en tu mente- pero sí la mayoría. Y probablemente eso sea un error.
Lo es, y muy grave, para Marc Andreessen, al que hace poco le hacían una jugosa entrevista en New York Magazine en la que este emprendedor y verdadero gurú tecnológico dejaba una cosa clara: el tipo es un optimista redomado.
But then, I’m maybe the most optimistic person I know. I mean, I’m incredibly optimistic. I’m optimistic arguably to a fault, especially in terms of new ideas. My presumptive tendency, when I’m presented with a new idea, is not to ask, “Is it going to work?” It’s, “Well, what if it does work?”
Puede que esté equivocado, porque la visión de Andreessen -no os perdáis el resto de la entrevista- es, como poco, refrescante. Así que a partir de ahora, nada de "¿De verdad esto puede funcionar?". No. A partir de ahora lo que voy a intentar preguntarme es:
¿Y si funcionase?