El sueño de trabajar cuatro días a la semana

El sueño de trabajar cuatro días a la semana
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Mi experiencia me dice que trabajar más no es necesariamente lo mismo que trabajar mejor. Que lo que importa es trabajar rápido y bien. Que el dinero vuelve, pero el tiempo no. Si hay una filosofía que defiendo en el trabajo es la de la productivicracia. Ya sabéis: no importa cuándo o dónde hagas tu trabajo. Si lo haces bien y cumples con objetivos y fechas, lo demás (casi) no importa.

Por eso no entiendo muy bien que ciertos trabajos obliguen a mantener una jornada laboral de 9 a 5 y por eso soy un amante confeso del teletrabajo. Por eso espero no pasarme 291 horas en un vagón y por eso también considero que gracias al teletrabajo estoy ganando un sobresueldo de 30.000 euros al año.

Como veis por los enlaces, he hablado unas cuantas veces de teletrabajo y productividad. Entiendo que lo de teletrabajar no es para todos. No nos flipemos, ojo: hay escenarios en los que ir a la oficina, reunirse físicamente o ver a gente es parte integral de un trabajo, y ahí no hay más narices que ir a donde toca. Pero es que si el teletrabajo ya me parece una forma estupenda de poner tu granito de arena en la sociedad, lo de plantear una semana laboral de cuatro días es de nota.

Es lo que anunciaban la semana pasada en Telefónica. donde decían que iban a hacer una prueba piloto que permitiría a los empleados probar a trabajar cuatro días a la semana en lugar de los tradicionales cinco. Inmediatamente salieron las críticas y se descubrió la letra pequeña.

Aquello no era un trabajar menos por lo mismo. Era trabajar menos por un poco menos de pasta. Hoy en día en Telefónica trabajan 37,5 horas a la semana distribuidas en 7,5 horas al día. Ahora la idea es trabajar 8 horas al día de lunes a jueves, lo que al final haría que se hicieran 32 horas a la semana, 5,5 horas menos que antes.

Hasta ahí todo bien, pero el problema es que quien elija trabajar menos también cobrará menos, aunque no de forma directamente proporcional. La reducción de horas es de más o menos el 14%, pero ello llevará asociado una reducción salarial del 7%. No es una hecatombe, pero claro, hay gente que no quiere o no puede ver su salario reducido ese porcentaje.

Ahí mucha gente saltó cual resorte. "Esto no es una semana laboral de cuatro días, es casi un ERE", decían unos. "Menuda bazofia, pues claro, curras menos horas, ganas menos pasta", parecían argumentar otros. Y yo, claro, solo podía pensar en que la idea me parecía fantástica, y que ahora mismo me apuntaría sin pensar a ese tipo de plan. ¿Fines de semana de tres días todo el año? Benditos sean.

Pero claro, entiendo que no todo el mundo está dispuesto a cobrar menos por currar menos. A mí me parece una idea bastante lógica y razonable, pero la protesta unánime era clara: queremos currar menos cobrando lo mismo. Entiendo que eso sería fantástico, pero dudo que así vayamos a lograr muchas revoluciones laborales. Todo el mundo tiene que ceder un poco, y aquí Telefónica —que ciertamente tendrá sus cosas— al menos asume parte del coste. Más, de hecho, del que asume el trabajador, al menos si solo tenemos en cuenta las frías cifras. Que luego uno puede decir "ya, pero en realidad las jornadas no son de 8 horas, que nos conocemos". Ciertamente puede ser así, pero si echas más horas es que algo no funciona bien en la empresa (o en ti), y quizás deberías buscar otras opciones... si puedes, claro.

Yo iba a escribir esto más o menos con ese mensaje la semana pasada. Me asusté un poco al ver los comentarios de la peña, todos muy "no no, a mí que no me quiten lo mío, yo tengo que ceder en nada, que ceda la empresa en todo, son mis derechos, mi tiempo, mi pasta".

Pero claro, algo sé de lo que se vive en el otro lado. Muchos ya sabéis que fui empresario de éxito fracasado con aquel negocio de pesadilla llamado 100 Montaditos. Aquello terminó en tragedia, y os prometo que lidiar con entrevistas, salarios y turnos era un tostón. De allí saqué una agria experiencia con el tema de ser empleador, y claro, eso me puso un poco de parte de Telefónica: al menos ellos están haciendo un esfuerzo. Vale, puede no ser lo ideal, pero al menos experimentan y tratan de dar alternativas. ¿Que evidentemente son una empresa y miran por la pasta? Pues claro, como hacemos tú y yo. Y sin embargo hasta la letra pequeña de ese proyecto me parecía asumible. Yo curraría menos cobrando (un poquito menos) sin pensarlo. Pero sin pensarlo.

El caso es que preferí no publicar nada. Hice bien, porque al poco salía otro tema en Xataka en el que se hablaba precisamente de un caso en el que una empresa española llevaba año y medio con la semana laboral de cuatro días. Y atentos, porque la gente estaba currando cuatro días, pero cobraba lo mismo que cuando trabajaba cinco. Fiesta.

La puesta en marcha de esa semana laboral no fue fácil en esa empresa, que tuvo que hacer una inversión de 420.000 euros para coger más personal para cubrir turnos (porque la empresa funciona los cinco días de siempre), pero lo que decían es que el balance había sido muy positivo. El absentismo laboral —lacra absoluta de nuestra sociedad, mejor no comento aquí que saltan chispas— se había reducido en un 28% y la facturación había crecido un 20%.

Sin embargo lo más importante para mí es lo que decía la responsable de Recursos Humanos a continuación: "las encuenstas de satisfacción al cliente y de clima laboral han mejorado. Si el empleado es feliz trabajando, va a repercutir en la productividad de la compañía”.

Pues claro. Ese es el sueño. Trabajar menos por lo mismo (o ya puestos, por más). No sé si ese será el futuro del trabajo, pero diría que es un futuro estupendo y maravilloso. Es cierto que como digo no todo el mundo (ni todas las empresas) se lo puede permitir, pero diría que es lo deseable. No solo eso: eso teóricamente fomentaría el consumo, y si la gente es cuidadosa (a ver si ahora nos vamos a despendolar con tanto finde de tres días) creo que esto animaría todo el tejido comercial. Seguro que hay peros, pero yo a las semanas laborales de cuatro días no les veo más que ventajas.

Es como el teletrabajo. Es de Perogrullo que la idea funciona para mucha más gente de lo que parece. Pues con las semanas laborales de cuatro días, lo mismo.

No tengo nada claro que algo así llegue a normalizarse en lo que me queda de currante (que diría que son otros 20 o 25 años), pero me encantaría que al menos les llegue a mis peques. Luego está lo otro, claro: igual las máquinas acaban haciendo (casi) todo el trabajo a esas alturas y como mucho tienen semanas laborales de dos días. Qué fantasía. ¿O no? Uhm.