El stylus no se merecía tanto (o sí)
Si hoy hay un showman en el segmento de la tecnología, ese es Panos Panay. Es el vendemotos definitivo, como antes que él lo fue Steve Jobs. Convincente, seguro, y siempre hiperentusiasmado por todo lo que crean él y su equipo. Es un tipo que cree en lo que hace y en lo que vende, y eso ha logrado que los productos de Microsoft convenzan a pesar de ser imperfectos.
Lo demuestra el nuevo Surface Pro (ya sin numeritos detrás), que se presentaba hoy en todo el mundo de una forma por cierto absurda. Con una conferencia en Shanghai sin livestream y de la que ni siquiera Microsoft proporcionaba un seguimiento adecuado. No creo que sea tan difícil hacer un broadcast de la presentación, por dios. Que estamos en 2017, Microsoft. Que tienes detrás una cosita llamada Azure que igual te apaña. Anda que...


Prosigo. Como decía, el Surface Pro es imperfecto desde el principio. A mí no me convence demasiado su teclado, nunca lo ha hecho, y eso de que nos quieran vender el tejido Alcantara como la nueva revolución en materiales para dispositivos electrónicos me parece otro ejemplo del tonteo de la forma sobre el fondo. Tú dame un teclado físico en condiciones y déjate de tejiditos.
Es cierto que el Surface Pro acierta en muchas cosas, sobre todo para los que buscan ese comportamiento híbrido. De hecho tenemos sorpresa especialmente agradable con ese modelo con el Core i5 que es, sorprendentemente, fanless. Nada de ventiladores, cómo mola. La actualización a los Kaby Lake mola, como también lo hace un soporte que mejora y que en cierta forma copia al del prodigioso Microsoft Surface Studio.
Pero en el nuevo Surface Pro que la apuesta fundamental no es esa. La apuesta fundamental es la del Surface Pen, popularmente conocido como stylus o, como dicen ellos en español, el lápiz. De repente este pequeño periférico se convierte en la gran noticia de un tablet que quiere vendernos que es mejor porque se puede sombrear.
A ver. Que sombrear mola mucho. Que el sensor de inclinación de los nuevos lápices Surface tiene muy buena pinta. Que esos 4.096 niveles de presión y sobre todo ese retardo de tan solo 21 ms (45 en el Surface Pro 4, a saber en los anteriores) es la pera cuando como dicen por aquí la norma es que algunas latencias ronden los 1.000 ms (en dispositivos antiguos, supongo).
Agradezco esas mejoras, pero de repente nos encontramos con un periférico que llamaba la atención por estar incluido con todos los Surface Pro anteriores al nuevo Surface Pro (vaya con la frasecita) y que ahora no lo está. Su precio en EE.UU. es de 99 dólares, así que por aquí rondará los 129-149 euros, supongo. Que hay que sumar, por cierto, a los 129 dólares adicionales de la funda, que veremos cómo se traducen también en nuestro país.
Total que nos encontramos con un accesorio que molaba y venía incluido a otro que mola más pero que ya no lo está. El problema es que ese accesorio, tal y como yo lo veo, es anecdótico.
¿Por qué? Porque solo el 1% de los usuarios lo van a usar el 1% del tiempo. Cierto, estoy exagerando, pero si sois usuarios del Surface Pro me gustaría que me confesárais cuánto tiempo usáis el lápiz. Yo tengo un Chuwi Hi12 desde hace unas semanas, y os aseguro que mi uso del lápiz ha sido, como decía, anecdótico. Salvo que uno quiera dibujar expresamente, creo que es difícil que incluso en el caso de tomar notas sea más cómodo el lápiz que el teclado y el ratón.
Me parece fantástico que Microsoft apuesta tanto por su lápiz. Lo ha hecho en el citado Surface Studio, lo ha intentado hacer en el Surface Laptop (que para dibujar en esa pantalla no abatible como que no) y lo vuelve a hacer en un Surface Pro que quizás debería centrarse más en el teclado y menos en el lápiz. De hecho hace unos años Microsoft tuvo el acierto de lanzar aquellas Power Cover que además del teclado ofrecían una batería interna. Vale, incrementaban el peso final del equipo, pero lo hacían con muchos puntos a favor. Eran un periférico que cumplía una misión real para una necesidad real y, sobre todo, masiva.

Puede que el lápiz cumpla una misión real para una necesidad real, pero insisto: no es una necesidad masiva. Sobre todo cuando cubrir esa necesidad anecdótica, que no masiva, cuesta el dineral que va a costar.
Si tuviera que elegir entre un Surface Pro 4 y uno de los nuevos Surface Pro elegiría de calle el Surface Pro 4. Salvo que seáis artistas digitales (parece que Microsoft está pesadita con todo el tema 'Creators') yo pasaría de estas nuevas Surface Pro en plan ídem. O sea, en plan Pro, valga la redundancia.