El milagro WordPress
Recuerdo mi primer vistazo a un blog. Corría la primavera de 2004, y uno de mis compañeros en PC Actual había montado el suyo con Movable Type. Aquello era una verdadera chulada, y pronto me picó el gusanillo. En verano experimenté con Blogger, donde monté un par de blogs que tuvieron muy poco recorrido.
La plataforma, perfecta para quien buscaba algo rápido y sin complicaciones, era algo así como el Comic Sans de los CMS. Cantaba a barata. Funcionaba, pero no brillaba.
En la situación que tenemos hoy en día pasaron dos cosas. La primera, que apareció WordPress, un CMS Open Source con una pinta prometedora. La segunda, que en Movable Type se creían tan buenos que empezaron a cobrar por su servicio. No eran malos, pero no tanto como para que la elección estuviese clara como el agua para el común de los mortales: todos tiraron (tiramos) a WordPress, que era gratis y funcionaba de coña.
Así es como en mayo de 2005 nació Incognitosis, con el hosting de Dreamhost detrás (algunos lo llamábamos Nightmarehost) hasta que me pasé a Prgmr y, por último a Gigas, un proveedor español de VPS para el que solo tengo buenas palabras.
Cambié de hosting, pero nunca de plataforma: WordPress creció con Incognitosis, y de hecho lo hizo mucho más de lo que yo podría haber pensado. Hoy en día el 30% de los sitios web que ves, dice este estudio, están basados en este CMS. Los datos son bastante fiables —se centran en 10 millones de sitios web presentes en Alexa— y dejan claro la omnipresencia de un CMS que se ha convertido en un prodigio.
Lo ha hecho a pesar de todo y de todos. En cuestión de CMS hemos visto aflorar un montón de opciones, desde los famosos blogs estáticos que yo caté alguna vez (HardyPress está destinado precisamente a eso y se basa en WordPress) hasta nuevas iniciativas como Ghost o por supuesto Medium, que son fantásticos por muchas cosas pero siguen sin lograr robarle la cartera a WordPress.
En redes sociales veo muy pocos elogios a una plataforma que lleva con nosotros desde 2003. Hay por ejemplo muchas críticas a sus vulnerabilidades, algo curioso cuando normalmente no son suyas, sino de sus plugins. Puede que aquí ciertamente haya margen de mejora en el control de estos elementos, pero como en todo sistema que acepte componentes de terceros, ese riesgo está ahí.
Los beneficios y ventajas de este sistema, no obstante, son patentes: hoy en día el camaleónico WordPress lo es gracias a esa apertura en todos los frentes, que hace que pueda hacer de todo de forma notable. Para mí los plugins son la salsa de WordPress, porque me permiten adaptarlo a mis necesidades. Escribir como escribo los posts, con un editor frontend que no tiene nada que envidiar al de Medium, optimizar el comportamiento de la BBDD con Redis, controlar las estadísticas y otras muchas cosas con JetPack o tener bajo control el spam en los comentarios son cosas que a mí me dan la vidilla en mi particular visión actual de Incognitosis.
Evidentemente hay soluciones específicas para ciertos escenarios que pueden ser idóneas para según qué casos, pero probablemente el mérito de WordPress ha sido el de conseguir ser "suficientemente bueno" para todo, desde un blog personal como este a un medio de referencia como The New Yorker, landing pages de todo tipo de empresas o personas —aunque precisamente aquí un generador estático suele tener más sentido—, tiendas online o cualquier otro formato que necesite una plataforma adaptable y fácil de poner en marcha. Su capacidad de adaptarse a todo es asombrosa —en esto es algo así como el Linux de los CMS—, y eso que ha habido muchos cambios en las "pilas" usadas por los CMS modernos desde que WordPress abogara por un PHP que probablemente gracias a este proyecto esté en muy buena forma.
Y luego están otros milagros derivados de WordPress, como el hecho de que ese éxito mundial haya creado toda una generación de desarrolladores especializados en WordPress. Mucha gente trabajando directa pero sobre todo indirectamente con WordPress —mi mujer, desarrolladora frontend, entre ellos— y desarrollando plugins, temas (menudo negocio hay aquí, señores) y por supuesto proyectos a medida basados en WordPress.
Lo extraño no es que WordPress tenga ese 30% de cuota de mercado en el estudio. Lo extraño es que no tenga más.
Bendito WordPress. Si alguno de los que me lee está detrás de este milagro, gracias por ese trabajo absolutamente prodigioso.