El LG Watch Urbane ya es mío (gracias a mis patrones)
Unos cuantos os tragásteis aquello de que me había comprado un Apple Watch el pasado 28 de diciembre, pero cuando escribí ese artículo en realidad ya tenía caprichito navideño en camino. Me había decidido a comprar un reloj inteligente porque este es uno de los segmentos que más me intrigan de cara al futuro.
El elegido fue un LG Watch Urbane, y aquí la decisión estuvo totalmente basada en el precio. Una oferta navideña me permitió comprarlo en Estados Unidos a 199 dólares, aunque por historias diversas que no vienen al caso no me llegó a casa hasta ayer. Como ya lo tenía asumido no tenía excesiva prisa, pero lo curioso es que al final me hubiera salido más o menos por el mismo precio aquí.


Sea como fuere ya lo tengo en mi muñeca, y a partir de ahora comienza la experimentación y el jugueteo con un producto al que, sinceramente, no le veo demasiado futuro en el estado en el que se encuentra. Es, básicamente, un juguete, y no precisamente barato. La verdad es que en condiciones normales no me hubiera gastado ese “dineral” en un producto y en un segmento que considero totalmente inmaduro, pero aquí aproveché esos primeros meses en Patreon, que me permitieron tener unos ahorros en PayPal y que hicieron que me arrancara con el momento consumista total. ¿Qué significa eso?
Que este reloj viene de todos vosotros, patrones. Gracias mil.
En realidad me he saltado el primero de los objetivos que tenía puestos en Patreon: que cuando llegase a los 100 dólares al mes invitaría a mi mujer a una cena especial para celebrarlo a vuestra salud. Me quedé cerca de ese hito (la pobre no cena esperando que lo logre) pero la cosa se ha desinflado un poco estas últimas semanas, así que como de todos modos estoy muy contento con lo logrado decidí invertir ese dinero en un capricho friki para poder luego contaros esas impresiones.
Pues bien: esas impresiones son por el momento (sorprendentemente) positivas. Quizás porque precisamente no me esperaba mucho del reloj, del que había leído que por ejemplo era gigante. A mí me gustan los relojes grandotes, así que estoy encantado. El diseño es simplón pero simpático, y la verdad es que aun trabajando en casa y no acostumbrado a llevar reloj más que cuando salgo llevo con él puesto todo el día y por ahora perfecto. No es algo que creo que vaya a hacer todos los días, pero quería comprobar cómo era tenerlo puesto a todas horas.
En cuanto a su utilidad real, estoy tratando de descubrirla, y ahí está el tema. Para alguien que como yo se mueve poco esto tiene incluso menos sentido, pero precisamente por eso este escenario era también útil para mi valoración personal. Por ahora he estado jugueteando un poco con Google Fit, con Google Now, con lo de contestar mensajes de WhatsApp o con lo de volver a casa en coche con el cliente de Google Maps del reloj. Ya he visto que puedo controlar OSMC con Yatse o Spotify desde el relojito, y la verdad es que eso tiene su punto. Todo funciona perfecto y creo que alguien que aproveche su potencial puede sacarle mucho partido al cacharrín.








Yo, no obstante, no tengo claro en estas primeras horas que vaya hacerlo, sobre todo porque pienso lo que creo que piensa la mayoría de la gente sobre estos dispositivos: no son necesarios. Son meras extensiones del móvil, así que es difícil defenderlos a no ser que digas aquello de que “ahora saco menos el móvil del bolsillo“.
Me pregunto si sacar menos el móvil del bolsillo cuesta 200 euros.
Puede que la respuesta tenga más miga de la que parece dentro de unas semanas, cuando hable de mi experiencia con el LG Watch Urbane tras uno o dos meses de uso, pero hoy por hoy lo dudo.
Eso sí: cómo molan las watchfaces. Tener en tu muñeca un TAG Heuer, un Patek Philippe o un Seiko Running Man (qué grande) es de lo más divertido. Puede que solo por eso mi valoración inicial esté siendo sorprendentemente buena. El análisis detallado llegará más adelante, así que mientras tanto, a juguetear se ha dicho.
Esto va por vosotros, patrones. Sois los mejores. ¡Gracias!
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