El iPhone 5 desde el punto de vista de un usuario tradicional de Android

iPhone 5
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iPhone 5

(Y a una columna, el post se prestaba) Atención todos: tengo un iPhone 5. Yep. Hace unos días hablaba de ese tercer aniversario de mi HTC Desire y de cómo de momento la idea era conservarlo al menos durante unos meses más. Estaba planteándome intentar conseguir un Xiaomi Mi2S o quizás esperar al Nexus 5 (o como se llame) para adecuarme un poco a los tiempos, y sin comerlo ni beberlo, por cuestiones de trabajo, me encontré con una sorpresa.

Como sabéis los medios tecnológicos tienen cierto tipo de privilegios, y entre ellos está el de tener acceso a algunos cacharros antes que la mayoría de los mortales, o de disfrutar de ellos durante largas temporadas con periodos de cesión que interesan tanto al medio como a la empresa. Este último ha sido mi caso. Apple tiene reservadas ciertas unidades de cesión de sus productos a la prensa, y mi trabajo en Xataka Móvil ha hecho que encaje para que me ofreciesen un iPhone 5.

Eso, claro está, levanta suspicacias. Como que estoy comprado. O que no voy a volver a poner a caldo a Apple nunca más. O que mira tú este avispillas qué hipocritilla que es este JaviPas. Afortunadamente a mi avanzada edad (aunque en realidad sea un yogurín) estoy curado de espantos, y esos comentarios, que a priori entiendo que se hagan, me resbalan. Porque por mucho que vaya a utilizar el iPhone 5 para probar todo tipo de temas relacionados con mi trabajo, seguiré dandole cera a Apple cuando se lo merezca. Y también elogiaré sus aciertos cuando los tengan. Ellos lo saben -quien me ha ofrecido el terminal me conoce bien, y sabe de qué palo voy- y yo estoy absolutamente tranquilo con ello.

Además, venderse por 869 euros (sí, tengo el modelo con 64 GB) es venderse muy barato.

Teniendo en cuenta todo lo dicho, y después de 3 días con el iPhone 5 en mis manos, ya tengo bastantes cosas que comentar. Sobre todo teniendo en cuenta que no soy usuario del iPhone desde el 3G y le había perdido la pista a iOS salvo ocasionales toqueteos de algún iPhone o iPad de las últimas generaciones. Así que aquí van esas primeras impresiones tras volver a ese mundo en el que tienes que pensar diferente, pero en el que ese pensamiento diferente tiene que ser uno. El de Apple. Esas impresiones, tras el "Leer más".

Lo que me gusta del iPhone 5

Empezaré con las virtudes de un smartphone al que otros dispositivos ya le han adelantado en temas de rendimiento puro pero que a pesar de eso sigue siendo un telefonazo. Con sus luces... y con sus sombras, como comentaré en la segunda y tercera parte de estas impresiones, algo más abajo.

  • Tamaño: Para empezar, el iPhone 5 tiene un tamaño casi perfecto para mi. Yo diría que la perfección ronda las 4,2 o 4,3 pulgadas, pero aún así, dar el salto de las 3,5 a las 4,0 pulgadas es uno de los pasos más importantes de Apple en este terreno. Probablemente los fans de los phablets me dirán que si pruebo un Note 2 o similares tenga que tragarme mis palabras, pero sigo pensando que un teléfono móvil debe caber cómodamente en el bolsillo.
  • Diseño: Y vaya si cabe. Esta joyita del diseño es muy delgadito y ligero, con una carcasa que confirma esa obsesión por el detalle. No acabo de entender que sigan incluyendo el interruptor para silenciar el teléfono (sobre esto ya comentaré después), pero salvo por ese acceso, los aciertos del pasado se conservan en el iPhone 5 en este apartado pero pulidos tras varias iteraciones.
  • Retina: Pero es que luego está la calidad de la pantalla Retina, que es una pasada. Como ya había podido comprobar cuando toqueteé el 4S y sobre todo cuando analicé el MacBook Pro con pantalla Retina, ofrecer esa densidad de píxeles es uno de los grandes saltos evolutivos reales en todo tipo de dispositivos con pantalla.
  • Cámara: Lo dije en alguna ocasión. Si alguna vez me cambiaba de móvil, uno de los factores clave sería la integración de una cámara de fotos solvente. Y aun habiendo sido superada por otros smartphones, hay que reconocer que la del iPhone 5 es más que solvente. Se quedará corta en ciertas situaciones, pero la velocidad a la que se pueden sacar las fotos, el lag casi inexistente desde que pulsas hasta que capturas y la definición y calidad de esas fotos (si hay una luz medianamente aceptable) es muy, muy aceptable.
  • iPod: Sigo sin entender como en Google no se esfuerzan más en este apartado. La reproducción musical es una de las tareas 'must-have' para usuarios móviles, pero en Android no hay una aplicación nativa, aunque sí tienen un servicio (Google Music) que a pesar de sus puntos de interés sigue sin tener esa necesaria pata: la de un cliente adecuado para Android que se integre perfectamente con ese servicio. Inexplicable, a pesar de que haya decenas de reproductores de música muy majos para Android. Y claro, eso ha hecho que muchos acaben tirando de Spotify, Rdio, Pandora y demás. Fallo, Google, fallo.
  • Siri: puede que el asistente de voz de Apple esté quedándose atrás con respecto a Google Now -que parece mucho más ambicioso-, pero esa integración nativa en todos los iPhone que soporte iOS 5/6 hace que buena parte de los usuarios de iPhone puedan usarlo. En Android diría que el uso porcentual de Google Now es mínimo, y que mucha gente no tiene ni idea de qué es y lo confunden con Google Search y la búsqueda de voz, que no son lo mismo, aunque compartan ciertos aspectos. Siri no es perfecto, pero funciona y va puliéndose.
  • Fragmentación Cero: O casi. Es una de las ventajas de iOS, y yo diría que una que facilita mucho el trabajo a los desarrolladores. Todos los usuarios del iPhone comparten una misma versión del sistema operativo (o como mucho, van una actualización por detrás), y eso le da mucha tranquilidad al usuario, que se olvida de actualizaciones OTA, de si el fabricante soportará las nuevas versiones de Android e incluso -si me apuráis- de lo de probar nuevas ROMs para poder acceder a esas prestaciones de las últimas ediciones de Android que de otro modo no podría ni oler.
  • Plataforma única: Lo mejor del yo me lo guiso y yo me lo como de Apple. Pero también lo peor. En este caso, y hablando de ventajas, esa plataforma única favorece el buen comportamiento y estabilidad de las aplicaciones. Hay conflictos, pero su control resulta mucho más manejable, porque no hay cientos de dispositivos con cientos de configuraciones hardware y software distintas. En esto Apple tomó la decisión correcta, porque de otro modo esos problemas y el tema soporte se le hubieran ido de las manos.

Lo que echo de menos del hardware...

Por supuesto, las ventajas contrastan con las desventajas de dar el paso de Android a un smartphone como el iPhone 5, que con todas sus virtudes tiene unas cuantas pegas importantes que pueden ser más o menos importantes según qué usuarios, pero que a mi me han chocado mucho en esta transición.

  • Conector microUSB. Cagada, Apple, cagada. Qué p*** manía de estar inventando conectores propietarios para hacer caja. Porque admitámoslo, el conector Lightning no es más que una excusa para obligar a fabricantes y usuarios a pagar el impuesto revolucionario Apple en el mercado de accesorios "exclusivos" de la firma. De hecho, me hace gracia que Apple se haya saltado a la torera esa teórica imposición de la UE en la que el conector microUSB para cargar los smartphones era obligatorio. Ah, es verdad. Que existe un adaptador de MicroUSB a Lightning. Vete, cohete.
  • Ranura microSD: es posible que en mi caso la ranura microSD sea innecesaria, pero en modelos con capacidad de almacenamiento inferior esa opción siempre es interesante. Lamentablemente el diseño unibody empleado por Apple impone ciertas restricciones (como esta y la siguiente de la que hablaré), así que aquí, como en casi todos estos hándicaps de los que hablo en esta parte del repaso, son lentejas. O las comes, o las dejas.
  • Batería intercambiable: Admito que nunca he comprado una segunda batería para mi HTC Desire, pero me encanta saber que si quisiera, podría adquirir una por cuatro duros y volver al punto cero en este aspecto. De nuevo, el diseño unibody hace que esto sea imposible. Y por supuesto, también permite a Apple hacer caja extra (<sonido caja registradora on>) cuando algún usuario pide una sustitución de la batería.
  • Botón de ir hacia atrás: Podrá parecer una tontería, pero echo de menos ese botón que me permite ir hacia atrás en Chrome (o Safari) y también en cualquier aplicación para ir al paso anterior. No acabo de acostumbrarme a que esas acciones estén definidas de otro modo (en la propia interfaz de las app) en iOS. Cuestión de tiempo, supongo.

... y del software

Pero mucho más importante es la ausencia de características de Android a las que me he ido acostumbrando gradualmente y cuya ausencia he tenido que aguantar de golpe y porrazo. Como diría un buen amigo soriano, usos y costumbres. Usos y costumbres.
  • Patrones: vale, el PIN puede ser suficiente, pero los patrones de Android para la pantalla de bloqueo me parecen más interesantes y mucho más difíciles de lograr averiguar.
  • Instapaper y compartir online: Curioso. En Android hay herramientas gratuitas que permiten mandar cosas a Instapaper gratuitamente. En iOS no. Instapaper es de pago, y no hay alternativas, así que he decidido darle una oportunidad a Pocket, que no usaba casi nada hasta ahora. Hacer que Pocket funcione con Chrome para iOS es un pequeño lío, y usarlo no es especialmente cómodo. Pero me he dado cuenta de que lo de compartir desde Safari, Chrome u otras aplicaciones es algo muy distinto en iOS, donde las aplicaciones dan permisos solo a quienes les caen bien, por lo visto. Ese punto de vista es curioso, pero al menos en mi caso, incómodo tras estar acostumbrado a que una vez instalado Instapaper o Pocket o lo que sea, puedo compartir allí desde cualquier app de Android. Mal.
  • Multitarea: La multitarea de iOS es bastante sui generis, por decirlo de forma suave. En Apple se las han ingeniado para que la multitarea sea más bien rollo Mac OS 9, y aunque puedes acceder a las aplicaciones abiertas y cerrarlas, esa gestión es más intuitiva en las últimas versiones de Android, donde literalmente uno "echa fuera" las aplicaciones que no quiere con un gesto táctil.
  • Notificaciones: Está claro que iOS 6 ha mejorado en ese apartado y ahora al deslizar el dedo desde la parte superior tenemos acceso a esas notificaciones. De hecho, la personalización de esas notificaciones es bastante decente (sorpresa), y es posible elegir con bastante precisión qué queremos hacer cuando nos llega un mensaje de mail, de Twitter o cualquier otra alerta. En este sentido echaba de menos las notificaciones LED, pero he visto que también se pueden activar. Así que este apartado está bastante bien logrado, para mi sorpresa. Minipunto. 
  • Maps: la verdad es que tenía muy malas expectativas en este apartado, pero ayer cogí el coche y probé la aplicación y me llevó a la primera donde quería. Podía haber acabado en Sebastopol, pero debo reconocer que al menos en esta ocasión no falló. Deben estar mejorando en este apartado, aunque por si las moscas me bajaré Google Maps, y también probé un ratito Mapas+. Otro minipunto.
  • Twitter: acostumbrado a una gran variedad de clientes de Twitter en Android y más acostumbrado aún a Twicca, lo de usar el cliente oficial con sus limitaciones (lo de citar tuits no es muy cómodo) no me acaba de gustar. Si tenéis alguna sugerencia de cliente Twitter molón y ligerito/clarito en iOS, adelante ;)
  • Teclados: y aquí llegamos a un apartado especialmente delicado. El teclado de iOS era majete en 2007. Hoy resulta absolutamente obsoleto en comparación con las últimas versiones de Swiftkey o de Swype, y es una de las cosas que supongo que tendrán muy en cuenta en iOS 7. Mientras tanto, ajo y agua. Menos mal que tampoco es que escriba mucho en iOS, porque la experiencia es decepcionante tras encontrarme años después exactamente con lo mismo que utilicé en el primer iPhone (el original, el 2G) que tuve.
  • Widgets: y eso que no soy muy fan de los widgets. Pero no poder personalizar la experiencia de usuario con algún elemento destacado cuando uno ha tenido tantas opciones es curioso. Dicen que en iOS 7 llegará algo en este sentido, pero de nuevo, veremos.
  • Sistema de ficheros invisible: Conectas el iPhone al PC o al Mac y no ves nada. El sistema de ficheros no está accesible (lo sé, puede estarlo) de forma nativa, así que la única manera de comunicarse y de copiar cosas de un lado a otro es con iTunes. Acostumbrado a poder mover cosas de un lado para otro en Android sin problemas desde el explorador de archivos, esto es bastante infierno. Afortunadamente hay alguna que otra solución que ya usaba en Android, como Bump (muy fan) que puede aliviar este tema. Pero eso del sistema de ficheros invisible es un coñazo rollo.
  • Personalización: Gracias, Apple, por dejarme cambiar el fondo de pantalla y el fondo de la pantalla de bloqueo. Qué buen rollo. Salvo en ese apartado, los usuarios están bastante vendidos en este apartado que para muchos es una de las claves de Android. Y con razón. Una penita. Echo de menos también cosas tan simple como los accesos rápidos a la activación o desactivación de todo tipo de funciones. 3G, Bluetooth, o el citado interruptor para silenciar el teléfono, que en el iPhone 5 tiene el honor de contar con un botón propio. Físico. Con lo que debe costar en temas de diseño y mecánico ese botoncito de marras. Uno de los aspectos más absurdos del iPhone 5 (aunque en realidad, lo es más de iOS).
  • Control: Y sobre todo, gracias Apple, por no dejarme hacer nada que se salga de esas férreas directrices. Como por ejemplo, elegir mi navegador por defecto (o mi visor de fotos, o lo que sea), cambiar el aspecto de la interfaz (ya comentado), ver el sistema de ficheros, o instalar aplicaciones de terceros que se distribuyan fuera de la App Store. Para todo eso, por supuesto, tenemos el jailbreak... que yo no haré (si no, caería fijo) teniendo en cuenta que este móvil en realidad no es mío :(
  • Integración Google: si sois usuarios masivos de servicios Google, está claro que Android tiene muchas ventajas implícitas. Vuestra cuenta de Gmail (que en realidad es de Google, para entendernos) se sincroniza con el teléfono y os permite guardar contactos, correos e incluso aplicaciones instaladas sin que uno tenga que pensar en nada. Todo está ahí, a nuestra disposición, si queremos. En iOS aplicaciones como Gmail o Chrome funcionan razonablemente bien, y la importación de contactos funcionó a la primera, pero de nuevo, me falta esa integración tan cómoda con Android. No es que sea un gran hándicap, pero se echa en falta. 

Conclusiones

Está claro que estaba acostumbrado a Android, y sobre todo, a la libertad que ofrece. Supongo que mi vena linuxera me puede, porque eso de tener opciones, de poder controlar yo todo (si quiero) y de poder cargarme el sistema para instalar una ROM personalizada que puede tostar mi teléfono me encanta. En iOS eso no está al alcance, a menos que uno haga el jailbreak, y es un proceso perseguido por Apple, que una y otra vez juega al gato y al ratón con los hackers en ese apartado.

Pero hay que admitir que pese a quien pese, el iPhone 5 es un telefonazo. Quizá más simplón de lo que recordaba (en esto tenía la impresión de que Windows Phone era el ganador, pero ya no lo tengo tan claro), y que es perfecto para esa gran mayoría de usuarios que no quieren hacer con su teléfono más de lo que el fabricante deja que uno haga. Apple lo sabe bien, y a sus clientes no suele importarles. Puedo vivir con ello, desde luego (al menos durante una temporadita), pero espero que iOS 7 avance en algunos de esos temas, porque si no no respondo de mí mismo. Jailbreak, no me tientes...