El éxtasis de los videojuegos
Estamos en un momento excepcional para el mundo de los videojuegos. La PS4 acaba de convertirse en la segunda consola de sobremesa más vendida de la historia, y con sus 102,8 millones de unidades vendidas supera de largo a la pobre Xbox One. Microsoft no ha dado datos públicos de ventas desde hace tiempo, pero las estimaciones apuntan a unos 45 millones de unidades. Sony vende dos de sus PS4 por cada Xbox One que vende Microsoft, y así, claro, es difícil competir.
Lo dice alguien que lleva apostando por la Xbox desde que apareció, así que sé que estoy en desventaja, sobre todo en un país como España que es de PlayStation a tope. Para mí la Xbox One sigue siendo superior en algunos apartados como la retrocompatibilidad o en su servicio online -soy de Xbox Game Pass Ultimate y lo uso cero pelotero, qué penita- pero es cierto que la PS4 tiene ventajas importantes, sobre todo en el ámbito de su catálogo de juegos exclusivos. No ayudó el lanzamiento desastroso de la Xbox One, y me temo que aunque corrijan el rumbo con Project Scarlett mucha gente de la PS4 jamás se plantearía no comprar otra cosa que no fuera una PS5.
Pero eso da igual, porque ambas consolas son solo la demostración de cómo estamos en el ámbito de los videojuegos. Los hitos económicos en este mundillo son constantes: el videojuego 'Call of Duty: Modern Warfare' ha vendido en tres días unidades por valor de 600 millones de dólares. "Más del doble del estreno de 'Joker', decían en la nota de prensa de Activision y Blizzard en la que presumían del logro. Solo 'Red Dead Redemption 2' (725 millones de dólares en 3 días) y 'Grand Theft Auto V' (1.000 millones en 3 días) lograron superar ese lanzamiento.
Éxtasis total.
Los juegos son un filón. Resulta casi extraño teniendo en cuenta que al menos en mi círculo de conocidos lo de jugar a la consola o al PC (o en el móvil) es la excepción, no la regla. Encontrar amigos que jueguen a FIFA o a 'Battlefield 1' es chungo a los 46 palos, chicos, así que conservad a vuestros amiguetes de partidas online, que luego la cosa se complica, os lo aseguro.
¿Quién juega entonces? Pues por lo visto, todos los que tienen menos de 46. Bueno, en Statista dejan claro que juega todo el mundo, aunque casi dos de cada tres jugadores -al menos en Estados Unidos- tienen 35 años o menos.


Sea como fuere, las cifras y datos de esta industria son mareantes. Hay problemas, desde luego: está la célebre 'culture of crunch' -ya sabéis, explotación y trabajar sin descanso para sacar adelante los juegos, estrés infinito-, están las 'loot boxes' y está el ambiente tóxico en algunos escenarios, pero creo que en suma hay muchas más luces que sombras en este ámbito. Los videojuegos no solo han generado empleos directos, sino que han creado subindustrias enteras en las que tenemos una nueva generación de profesionales y famosos que se han hecho de oro haciendo algo tan curioso como jugar delante de millones de personas. ElRubius ahora estaría probablemente estudiando oposiciones -por ejemplo- y como él toda esa pléyade de youtubers y twitchers que se han encontrado de golpe y porrazo con una forma de ganarse la vida. Tampoco ahí son todo alegrías y hay mucha fiebre del oro, así que si os queréis hacer youtubers o twitchers tendría muy claro que vais a tenerlo muy chungo. Tanto como llegar a ser futbolistas profesionales, o más.
Pero fuera de eso lo cierto es que los videojuegos nos tienen absolutamente conquistados. No solo eso: estamos viviendo una época esplendorosa, pero es que la cosa va aún a más. A las consolas y al PC de toda la vida se le ha sumado el móvil, pero es que la era del streaming de videojuegos está a la vuelta de la esquina y eso hará que (teóricamente) más gente juegue más que nunca. Que viva la Pepa. Llegan nuevas consolas, nuevos servicios, nuevas gráficas, nuevos componentes, nuevas plataformas, nuevos desarrollos, nuevas posibilidades -hoy Microsoft lanzaba en beta privada lo de jugar en el móvil a juegos emitidos en streaming desde la consola-, y está claro que todos van al mismo objetivo: que podamos jugar más y mejor.
Es casi irónico que los peques que jugábamos con aquellas máquinas de 8 bits acabáramos siendo pioneros de una industria que yo creo que nadie pensaba que llegaría a lo que ha llegado. Ríete tú del cine y de la música. Los videojuegos lo petan -y yo he escrito mogollón sobre el tema, mon dieu-. Bien por ellos y por el entretenimiento (con moderación, ya se sabe).
Lo dicho. Éxtasis total.