El correo como obstáculo para la privacidad
Hoy nos hemos enterado de que el gobierno tendrá acceso a los datos de 34 millones de cuentas corrientes en nuestro país. Lo veía en las noticias mientras comía, y lo curioso es que esa parsimonia instaurada en nuestra sociedad parece haber calado hondo en mí, porque he seguido comiendo como si tal cosa. Solo ha habido dos reacciones poco espectaculares. La primera, soltar un improperio (no demasiado alto). La segunda, hacerme una promesa: la de considerar seriamente comprar Bitcoins.
Es una gota más que colma un vaso ya harto de no colmarse. El gobierno afirma que hace eso como medida contra el blanqueo del dinero y la financiación del terrorismo. Raro era que no utilizaran la palabrita en cuestión para defender, una vez más, otra invasión a nuestra privacidad. Y lo cierto es lo que da más terror es esas noticias constantes sobre lo poco dueños que somos de nuestros datos. Cada vez menos.
Lo cierto es que se me han colado estos dos párrafos en el post, porque la idea era hablar un poquito de Google, una empresa a la que le tengo la misma admiración que respeto. Admiración, por los productos y servicios que ofrecen. Respeto, por lo mucho que están logrando saber de nosotros, aun cuando tratemos de resistirnos.
Lo contaba hoy Benjamin Mako Hill en su blog, Copyrighteous. Conozco el nombre desde hace tiempo: Hill es mantenedor (qué mal suena en español, aunque sea correcto) en Debian, y de cuando en cuando ha compartido reflexiones chulas. La última, titulada "Google has most of my email because it has all of yours", es de las buenas. En realidad no necesitaba mucho más que el título para explicarlo.
Así es: da igual que no uses Google y que te montes tu servidor de correo en casa. Algo que, por cierto, no es moco de pavo (yo llevo intentándolo un tiempo, pero eso es otra historia). El problema no es que tú lo montes. El problema es que los demás no lo van a hacer. Seguirán con sus cuentas de Gmail, de Outlook, o de Yahoo!, entre otras. Y lo harán por la sencilla razón de que para ellos (para mi), compensa. Y esa es la clave: al usar ellos el correo de Google (o de otro), esa cuenta acaba almacenando tus mensajes, que precisamente querías proteger de cotillas, gubernamentales o no.
Hill, afirma, ha gastado cientos de dólares al año y horas y horas de su tiempo para mantener su servidor de correo, y a pesar de ello Google -calcula con diversas métricas explicadas en el post- "¡tiene cerca de la mitad de mis correos personales!". La conclusión de este desarrollador Open Source es clara:
The numbers are higher than I imagined and reflect somewhat depressing news. They show how it’s complicated to think about privacy and autonomy for communication between parties. I’m not sure what to do except encourage others to consider, in the wake of the Snowden revelations and everything else, whether you really want Google to have all your email. And half of mine.
No hay solución. O al menos, no sin grandes y fatigosas molestias. Cifrar el correo con sistemas como PGP sería una de ellas, pero años y años después usar este sistema sigue siendo tan complicado como lo era entonces. Y no vale que solo tú tengas PGP. Tus destinatarios también deberían tenerlo. ¿Te imaginas explicándole a tu madre o a tu amigo no-friki cómo usar PGP? Pues eso.
Mierda.