Distinto, más fácil, ¿mejor?

Qué bien se vive de vacaciones. Incluso en Incognitosis, donde aunque empecé con fuerza la semana pasada me he desinflado estos últimos días. La razón es que al cachopo, la sidra y el cabrales le han sustituido el albariño, el pulpo y las sardinas. La redondez de mi barriga ha alcanzado tintes un poco épicos y hemos relajado el ritmo gastronómico. Un poco, ya me entendéis.

Y mientras, claro, el mundo gira. No he dejado de mirar de reojo la actualidad tecnológica en modo espectador disfrutón. Ayer por ejemplo fue día intenso con la presentación de un Note 7 -un poco aburrido- y la llegada de la Xbox One S y el Anniversary Update para Windows 10, pero entre las ideas que deberían haber tenido su sitio en Incognitosis y no lo han tenido por

exceso de pimientos de Padrón

falta de tiempo estaba una reflexión de Ben Brooks, que desde hace tiempo tiene un blog bastante conocido y que mola aunque sea un poco rollo fanboy maquero. En un artículo del fin de semana Brooks daba respuesta a otro post curioso en el que un tal Watts Martin hablaba de que usar solo el iPad para todo es el nuevo Linux de escritorio.

El argumento de Martin era el de que básicamente al cambiar de OS X a iOS en un dispositivo como un iPad Pro había muchas cosas que reaprender y solucionar de formas distintas. Eso le recordaba a Linux, en el que a menudo uno tiene que cacharrear para lograr cosas que usuarios de otras plataformas daban por sentadas. La comparación está cogida con pinzas, pero Brooks recogía el guante para decir algo curioso:

that’s harder

Ahí le has dado, Ben. Yo me he quejado a menudo de que una de las cosas que no me molan de iOS es no tener acceso a un explorador de archivos, pero lo cierto es que uno puede vivir perfectamente sin ese componente de los sistemas operativos de escritorio. La razón es, precisamente, que iOS y Android son distintos. Si quieres usarlos en entornos de escritorio te vas a llevar alguna que otra sorpresa, pero eso es normal porque llevas décadas haciendo las cosas de una forma y ahora esas plataformas te obligan a hacerlas de otra muy distinta. Muy distinta, seguro. Más fácil, puede.

¿Mejor? Difícil decirlo. Para muchas cosas puede que haya ventajas objetivas -y no me vale el “pues yo lo hacía muy bien así”-, mientras que para otras es evidente que el paradigma del sistema tradicional del sistema operativo de escritorio molará más. Creo que como dice Brooks lo único que hay que hacer es darle tiempo al tiempo y asumir que tiene que haber un cambio de chip por nuestra parte.

Todo esto viene a cuenta, cómo no, de la convergencia de marras, esa que parece que hará que cada vez más usemos iOS y Android como plataformas de escritorio en detrimento de Windows 10, macOS o Linux. Seguro que al principio maldecimos porque no tenemos un explorador de ficheros como dios manda, o un gestor de ventanas decente, o a saber qué cosa. Pero precisamente puede que eso ya no sea necesario… o mejor. Yo, como poco, quiero tratar de recibir esos nuevos paradigmas con los brazos abiertos. Ya tendré tiempo de darles la patada si no se comportan como deben.

Felices vacaciones. Va una de pulpo por vosotros.