Decencia
Cada lunes por la mañana me llega la alerta de la última columna dominical de Pérez-Reverte en XLSemanal, aunque yo siempre la leo en su blog oficial. Es uno de esos correos -de esto hablaré en otra ocasión- que espero con expectación, porque no es extraño que esas columnas sean lo mejor que leeré en todo el día (o semana, o mes) en nuestro idioma. Y la de hoy (o mejor dicho, ayer) me ha parecido absolutamente prodigiosa.
Pérez-Reverte suele titular tan bien como escribe. En "Una historia de hombres decentes" relata una historia que brilla por lo poco que tristemente se producen esas cosas hoy en día. Si no la habéis leído, creedme, reservad cinco minutos de vuestro tiempo, leedla y, si os parece, volved aquí.
Porque lo que cuenta allí el autor, aparte de ponerme la piel de gallina, es algo que no vemos a menudo tampoco en el mundo de la tecnología, donde lo de compararse al prójimo para sacarle sus defectos es algo tan común como en mundo de la política al que hace referencia Pérez-Reverte. Pocas veces he visto que una gran empresa alabase lo conseguido por otra, pero recuerdo una ocasión especial. Aquella en la que Steve Jobs y Bill Gates compartieron mesa en la conferencia D5 y tuvieron la decencia de reconocer sus méritos. Incluyo el momento (minuto 8:28 para esa parte) en el vídeo que acompaña a este artículo.
Resulta curioso que ambos gigantes de la informática hicieran ese esfuerzo cuando es bien sabido que las cosas que les separaban eran mucho más importantes que las que les unían. Otras empresas harían bien en repetir ese ejercicio: no ceñirse en lo que alguien hace de cierta forma para tratar de aprovecharlo de forma... indecente. ¿Os imagináis un anuncio de las nuevas Surface Pro 3 que alabase lo conseguido por el iPad, pero ofreciese ventajas sobre esas prestaciones? ¿O una campaña Mac vs PC en la que el PC acabase finalmente siendo casi más simpático que el Mac?
Uy, si eso ya ocurrió. Aunque probablemente no fuera la intención original de los publicistas de Apple, claro ;)