De vinos y móviles
Disfrutad en primer lugar de este vídeo, aplicable a tantos otros productos alimenticios que ahora se han convertido en materia de estudio por parte de friquis y flipadetes por igual:
https://www.youtube.com/watch?v=qmR7MViRqwI
Ahora sustituid vino por diseño en móviles.
Ese es mi mensaje con este post. El de que Jony Ive se está riendo de todos nosotros. No es el único, claro. Todos los fabricantes de móviles suelen presumir de ese mantra en el que se confiesan comprometidos con el diseño de sus terminales.
¿Qué diseño?, me pregunto yo. Ante ti se despliega un rectángulo con pantalla. No hay mucho más que ver. Vale, están los materiales y algún que otro pequeño elemento diferencial, pero hoy por hoy los diseños de nuestros smartphones son tan parecidos que resultaría difícil que en una cata a ciegas -si es que eso se puede hacer- uno acertase y pudiese diferenciar un móvil con un diseño espectacular de uno que no lo tiene.


Tengo el ejemplo perfecto. El otro día os contaba que había estado en la presentación de los bq Aquaris U Plus. Terminales de 200 euros con carcasa metálica y un diseño que podría pasar por el de un terminal mucho más caro. ¿Qué pasaría si los fabricantes no metiesen el logo del móvil en cuestión y sus señas distintivas? ¿Seríais capaces -solo por esos diseños- de acertar en precio?
Salvo en el caso de terminales de baja gama en los que grosores, pesos y materiales pueden cantar un poco más, lo dudo. Lo gracioso es que quien trata de innovar un poco en diseño acaba escaldado. Lo hablaba hace un ratito en Xataka, donde mi post "¿Por qué los móviles se han vuelto tan aburridos en diseño?" deja claro la reflexión paralela: la de que nadie innova aunque presuma de que sí lo hace.
Porque amigos lectores, el diseño de un móvil es como un vino: lo importante es que te guste. Déjate de aleaciones de magnesio Serie 5000, de diseños unibody, de protrusiones y de pantallas 2.5D. Todo eso son detalles que no tienen porqué implicar que ese terminal es mejor o peor.
Lo importante es que te guste, repito. Como el vino.
Nota: no tengo ni idea de vinos. Miento. Cuando los bebo solo sé si me gustan o no me gustan. El postureo vitícola -como muchos otros postureos- me parece una absoluta estupidez. De móviles, en cambio, sé un poquito más, y la conclusión es la misma: al final lo que importa es que te guste o no.
Dedicado a (¡pipi!) cuerpo y reminiscencias.