De tablets, muertes y parrandas

Mola eso de que dos medios reputados enfrenten visiones. En este caso más que medios yo hablaría de firmas. Por un lado Zal Bilimoria, que iniciaba la batalla con un "Our Love Affair With the Tablet Is Over", un titular en el que era difícil no pinchar. Por el otro, Kevin C. Tofel, que hoy recogía el guante con un artículo con titular mucho más aburrido y previsible: "4 reasons the tablet market is far from dead". Bilimoria ha sido jefazo en Netflix y es socio en Andreessen Horowitz (que no es moco de pavo). Tofel es un periodista tecnológico que no lo hace nada mal en GigaOm desde hace mucho tiempo. Así que para alguien metido en el mundillo, leer esos dos textos era casi inevitable.
El primero dejaba claro --por si no lo habéis deducido por el título-- cómo la época dorada de los tablets ha terminado, y como esa categoría de dispositivo ha dejado de tener la relevancia que tuvo. Tofel, por su lado, cree que simplemente han pasado una fase, la de su adopción temprana masiva, y ahora tienen que madurar y transformarse.
Personalmente creo que ni el uno ni el otro tienen demasiada razón. Puede que los tablets se hayan estancado un poco en ventas --todo tiene su punto de saturación-- pero yo los sigo viendo por todas partes y creo que mantendrán ese alto puesto en las listas de deseos de los cumpleañeros y cumpleañeras. La llegada de los tablets a los mercados emergentes también está por caer, así que no daría por muerto a unos dispositivos que siguen siendo ideales para esa inmensa mayoría de los mortales que básicamente consumen contenidos.
Pero claro, luego está la otra pata. La de Tofel, que puede que tenga razón en esa primera fase por la que están pasando, pero que luego le da demasiada importancia a otros factores. Como que los tablets tengan 3G o 4G --una chorrez, puedes usar tu móvil en tethering si lo necesitas--, o que no haya demasiadas aplicaciones orientadas específicamente a tablets --mon dieu--. Su último punto es aún más discutible. El de que ahora los tablets deberían transformarse y convertirse --así lo entiendo yo-- en smartphones de 8 o 10 pulgadas. Los tablets no van a transformarse mucho más, y quienes están intentando convertirlos en portátiles siguen en mi opinión equivocándose. Cada oveja con su pareja, he dicho ya en alguna ocasión. De hecho, me parece más acertada la tendencia a ofrecer Ultrabooks convertibles que a usar tablets con una funda-teclado, aunque obviamente haya casos en las que ambas cosas tengan su sitio.
Por supuesto, ahí aplico mi sesgo. No soy muy fan de los tablets, y aunque mi predicción de 2011 fue un verdadero fracaso, sigo sin verles demasiado sentido. Siempre me han parecido la solución a un problema que no existía. De hecho, esa evolución de los smartphones hacia el terreno de los phablets parece casi --aquí si comenta algo con lo que estoy de acuerdo con Tofel-- salvable. En cualquier caso, tenemos tablets para rato, eso seguro.