De docks y barras de tareas
El infernal Campus de Montegancedo lo fue en casi todos los sentidos. Allí estudié Ingeniería Informática, rodeado de encinas y sin saber —las vueltas que da la vida— que acabaría viviendo a dos patadas de allí. De hecho desde la carretera de Boadilla que llevaba a la facultad se vio primero la nada y más tarde iría viendo cómo construían el miniresort burgués en el que ahora disfruto de lujos y comodidades sin parangón. O casi.
El caso es que de las pocas cosas que se salvaron de aquella época destacaría el Centro de Cálculo, un zulo en el que nos refugiábamos algunos friquis del lugar. Jugué poco a la pocha y al mus, pero me lo pasé pipa allí descubriendo qué era internet y asistiendo a algunas tendencias simpáticas.
Conté algo de aquello en 'Historias de un Centro de Cálculo', y de hecho mencioné uno de los descubrimientos que más me impactaron en la época: un entorno de escritorio maravilloso llamado Common Desktop Environment que estaba disponible en varios sistemas UNIX de la época, incluidos AIX, IRIX o, por supuesto, Solaris, que fue el sistema en el que yo lo vi. Helo aquí:


De aquel escritorio acabo de encontrar un artículo muy chulo de 2007 que Tom Holwerda escribió en OSnews y que de hecho era parte de una serie estupenda sobre interfaces de usuario. Como explicaba en ese artículo, CDE (muchas capturas chulas aquí) logró convertirse en todo un estándar en los sistemas UNIX de entonces: era como el GNOME que cada uno adaptaba a su gusto, y entre sus muchas virtudes CDE tenía un componente que a mí me alucinaba: su dock.
Ese componente tiene una historia singular que también repasa Holwerda y que tiene sus orígenes (o esa es su teoría) en Arthur, el precursor de RISC OS. Resulta curioso que ahora esté tan de moda hablar de la filosofía RISC —lo hice hace poco a lo bestia— y apenas se comente que los viejos Acorn Archimedes precisamente estaban basados en micros ARM y usaban ese sistema operativo con un aspecto que a mí me recuerda mucho a otro muy querido:

Hay muchos parecidos razonables, pero Arthur / RISC OS, que apareció en 1987, tiene algo que el Workbench de Amiga OS no tenía: una barra de tareas o dock, como lo llama Holwerda. Que por cierto, se queja de que Wikipedia aquí se equivoca porque indica que el primer dock fue el de NeXSTEP 1.0, presentado el 18 de septiembre de 1989.

Ese "dock" era más bien una barra de iconos sin más (como la de Arthur / RISC OS), pero CDE, sin ser el primero, fue el que hizo lo que solía hacer Apple : cogió aquel concepto que no acababa de funcionar e hizo que funcionase.
El resultado fue extraordinario, y dejó claro que un dock o una barra de tareas tenía sentido. Lo curioso es que igual Arthur y RISC OS no fueron los primeros, porque antes de ellos, ojocuidao, alguien había usado ya una especie de barra de tareas. Había sido Microsoft con Windows 1.0 en 1985. Atentos.

No quiero entrar en quién fue el primero, porque seguro que Microsoft se copió de alguien que ha caído en el olvido. Lo hacía constantemente, como todos los demás. El caso es que la barra de tareas fue evolucionando y acabó llegando a Windows 95, que no solo la instauraba como componente fundamental de su interfaz de usuario, sino que permitía redimensionarla y cambiarla de posición.

Podías tenerla en la parte inferior de la pantalla, pero si te daba el yuyu también podías ponerla en lateral izquierdo o derecho de pantalla. Más sobre eso luego.
En esta historia, claro, falta un protagonista. Ni má sni menos que Apple, que había intentado aplicar el concepto en Mac OS y que se había quedado en un intento un poco guarripeich con esa barra de iconos que tampoco era para tirar cohetes.

El concepto de Microsoft tanto en Windows 95 como en Windows 98 parecía más relevante, pero hete aquí que Apple compró NeXSTEP en el 97, y con él empezó una revolución importante. El viejo Mac OS se había convertido en un lastre (como los viejos Mac) así que Steve Jobs se dio cuenta de que había que hacer un cambio radical.
Así es coom nació Mac OS X, un sistema operativo que fue algo así como el M1 de los sistemas operativos. Estaba una (o dos) generaciones por delante de lo que habíamos visto hasta entonces, y tanto por concepción como por interfaz resultó ser una maravilla en la que había muchos componentes que brillaban. Y entre todos ellos, por supuesto, el Dock.

Yo recuerdo ver aquello y decir: "quiero eso". Nunca lo tuve, claro, pero no me fue mal con mi Linux, que por aquella época ya hacía cosas bastante potentes en cuanto a interfaces de usuario y, por supuesto, a barras de tarea y docks. Esta imagen de GNOME 1 en 1999 es un poco decepcionante, pero es que la capacidad de personalizar aquello era estupenda (recuerdo con mucho cariño GNOME Do y más tarde proyectos como Plank, Cairo Dock o Docky) y ahí había cierto sabor a CDE (que de hecho podías compilar e instalar en tu distro Linux) que molaba bastante.

KDE, claro está, permitía lo mismo, y en esencia casi cualquier entorno de escritorio o gestor de ventanas actual para Linux cuenta con ese componente planteado con más o menos acierto por parte de sus responsables. He aquí uno inspirado en CDE y que está corriendo en Xfce. El resultado, desde luego, es pintón.

Mucho han evolucionado el dock y las barras de tareas desde entonces, y lo curioso es que el concepto lo ha conquistado todo: tenemos algo así en cualquier móvil Android o iOS porque todos tenemos esa fila inferior de iconos "permanentes", y el dock también ha acabado dando el salto a los iPad, que se han "macosificado" y se parecen cada vez más a los MacBook que a los iPad originales.

La actual implementación de Windows 10 es, yo diría, bastante cuca, sobre todo por ese comportamiento de lanzador que antes no se usaba apenas (pulsas la tecla Windows, empiezas a escribir el nombre del programa y listo), pero la esencia sigue siendo la misma. El componente está ahí como referencia y apoyo constante: es como una tabla a la que asirse para no perderse nunca en el escritorio.

En macOS Big Sur el dock, como siempre ha ocurrido en la plataforma de Apple, es más una barra de iconos que otra cosa, y Apple siempre ha dividido el comportamiento de ese componente y de la barra superior en la que encontramos el otro apoyo que usan esos usuarios: un listón superior del que siempre cuelgan las opciones de la aplicación activa y los iconos de sistema (WiFi, fecha y hora, volumen, etc) y que como digo se combina con el Dock.

El concepto y el paradigma de macOS ha acabado triunfando también en muchas distribuciones Linux, que siempre han tirado más hacia ese lado (después de todo, macOS es descendiente de BSD y los sistemas UNIX) que hacia el lado de Windows. Luego hay formas de que uses una aproximación más rollo Windows en Linux si quieres, pero la última edición de Ubuntu 20.04 deja claro este tema:

Ahí lo tenéis: barra superior sosteniendo opciones e iconos de sistema, y barra de tareas a la izquierda con los iconos de aplicaciones activas y aquellas que siempre queremos tener al alcance.
Y aquí es donde viene lo gracioso. Yo no iba a hablar de docks hoy. Al menos, no de esa evolución: la inspiración vino de este artículo de HowToGeek en el que el redactor decía que (casi) todos nos estamos equivocando porque ponemos la barra de tareas (o el dock) abajo, cuando deberíamos ponerlo a la izquierda (o a la derecha).
El tipo esgrimía argumentos interesantes, como el espacio que ocupa (por defecto) el dock en píxeles en una u otra posición o el hecho de que ahora con las pantallas 16:9 y sobre todo las 21:9 lo suyo sería poner esa barra de tareas en un lateral para optimizar el uso del espacio vertical, que siempre sale perdiendo en enfoques ultrapanorámicos.
La idea es buena: en pantallas y monitores 4:3 de los de antes a uno le daba un poco igual dónde colocar la barra de tareas, pero en pantallas 16:9 es cierto que tenemos bastantes menos píxeles en la vertical (840 menos en Full HD - 1.920 x 1.080), así que dado que estamos todo el rato haciendo scroll vertical todos deberíamos aprovechar esa opción.
Yo creo que el enfoque del autor tiene al menos tres problemas graves: el primero, que los monitores tienen cada vez mayor resolución y el espacio que ocupa la barra de tareas o el dock no es significativo aunque nos robe algunos píxeles de la vertical. El segundo, que hay desde hace tiempo formas de que esa barra de tareas o ese dock se oculte cuando no lo usamos. Y el tercero, que somos animales de costumbres y va a ser difícil (al menos, en mi caso), que si llevo 25 años usandolos abajo ahora me lo ponga a un lado. He usado Ubuntu y nunca me ha acabado de convencer esa opción, por ejemplo, y supongo que para muchos —si no todos— el esfuerzo de cambiar (aunque sea a algo mejor) no compensa. Mejor malo conocido, ya se sabe.
Es curioso, porque el post iban a ser esos cuatro últimos párrafos de antes. Perdonad el rollo, no he podido evitarlo :)