Clac-cata-clac
Me gustaría que me gustaran los teclados mecánicos. De verdad. Me siento como un poco fuera de un mundo maravilloso y de sensaciones orgásmicas mientras escribes. Que oye, me dedico a escribir todo el día, así que esas sensaciones como que mola tenerlas mientras aporreas el teclado.
Pero no es el caso. Hace años probé un teclado mecánico y me quedé con la copla. Por un lado me molaba, pero aunque la sensación es curiosa, el factor ruido y el factor velocidad de tecleo (supongo que todo es acostumbrarse) me acabaron por convencer de que los mecánicos igual tenían que esperar.


Y el caso es que, insisto, no paro de ver cosas que me molan en este ámbito. La gente que está metida en este mundillo es súper talibana, ojo. Es en plan Linux, pero a lo bestia. Ya no es tu distro la que es mejor que la mía. Es que tu teclado también lo es. No, pero yo tengo interruptores Cherry MX Brown. Ya, pero yo los tengo con O-Ring Switch Dampeners. Tú eres un flojeras, qué dampeners ni qué ocho cuartos. Además, yo me he soldado los switches al PCB y luego he comprado las keycaps aparte, que es lo más. Pero qué dices chaval, lo mejor es pillar un teclado personalizado en tiendas como WASD y olvidarte. ¿Estás loco? Vete a Massdrop y pilla un Drop + Oblotzky GMK Oblivion V2, que mola un taco. De qué vas, alma de cántaro, el que mola es el Razer Huntsman Mercury White. Que no, hombre que no, nada como un Logitech G513. Estáis todos equivocados: hay que volver a los orígenes y pillar un Model F.
Y así hasta el infinito, porque en teclados mecánicos la división es espectacular y casi ilimitada. Hay opciones para todos los gustos y unas opciones de personalización que difícilmente se ven en otro ámbito de la informática. Creedme: si por mí fuera, me pillaría un teclado mecánico de esos. Me encantaría que me gustaran, de verdad.
Pero es que no me gustan.
Lo he vuelto a comprobar en las últimas semanas. En ellas he tenido la oportunidad de trabajar con dos teclados mecánicos distintos. El primero, el Xiaomi Gaming Keyboard (46,64 euros en Gearbest), y el segundo, el Aukey LED-Backlit (45,22 euros en Amazon). Ambos interesantes por sus opciones de retroiluminación, ambos mecánicos de gama "media" y que no aspiran a lo que quieren ofrecer algunos de esos exclusivos modelos de los que hablaba, y que suelen superar los 100 euros sin problema.

En estos dos casos me encuentro con teclados con distribución US -lo de siempre, si no miras al teclado cuando escribes no importa demasiado- y con un tacto y recorrido muy típico de este tipo de periféricos. Yo lo noto enseguida, sobre todo porque soy de teclados de perfil bajo. Uso a diario un Logitech K800, pero jamás he escrito mejor y más rápido (que yo recuerde) que en el teclado del MacBook Air. O por lo menos, más a gusto. El teclado de mi Dell XPS 13 no está mal tampoco, pero no llega a ese puntito que llegaba el MBA. Que luego Apple llegara y decidiera cambiar sus teclados por otros que empezaron a dar problemas es harina de otro costal: el del MacBook Air era (y es, que aún lo tengo por casa) fantástico.

Pero estos dos teclados son lo que son. Muy mecánicos. Muy efectistas, con atajos de teclado para ir cambiando los efectos de iluminación, y muy, muy ruidosos. Tanto como para una anécdota graciosa. Ahí va.
Normalmente soy yo el que les digo a mis niños que bajen el volumen de la tele del salón. Son generosos , les gusta que todos podamos disfrutar de las pelis, series o videoclips que están viendo, pero claro, a mí lo de trabajar con las niñatas de las series de Disney gritando de fondo y oyendo sonrisas enlatadas a cada poco pues como que no. Así que en casa ya saben que tienen que tener cuidado con el volumen, que mi prosa tecnológica requiere un poco de paz y tranquilidad. Pues bien, el otro día me puse a escribir con uno de estos teclados mecánicos y mi hija, que estaba en el salón, vino escandalizada (bueno, igual estoy exagerando) a decirme que qué era eso que sonaba así. Ella, insisto, estaba en el salón, y yo en el despachito. El piso del mini-resort burgués es amplio, pero no es un palacete, así que os podéis imaginar cómo es estar todo el día con este teclado cuando al lado hay otra persona (¡pipi!) tratando de trabajar con este clac-cataclac-clac-clac continuo. Que escribo mucho, insisto.
Para que comprobéis un poco cómo suenan, aquí van los sonidos mientras tecleo un párrafo. Los he cogido con el micrófono ode los podcasts (qué tiempos, ¿eh?) situado al lado izquierdo del teclado, a unos 5 cm. como veis son pruebas científicas a tope. Sea como fuere, la diferencia se nota un montón. Primero Xiaomi , luego Aukey:
El caso es que estos teclados que he probado tienen en ambos casos sus pros y sus contras. El Xiaomi Gaming Keyboard tiene un diseño más limpio. Quizás demasiado, porque por ejemplo lo que me molesta no es tanto lo de la distribución de teclado USA como el hecho de que no tenga combinaciones del teclado con la tecla Fn (que sí tiene) para poder controlar la reproducción multimedia, algo que es para mí bastante útil. Al final esto no es tan grave: hay pequeñas y maravillosas aplicaciones como 3RVX que permiten configurar todo tipo de atajos mostrando además esos controles en pantalla (OSD).
El teclado de Aukey es bastante más pesado, como más recio, y tiene control multimedia y otras funciones combinadas en las teclas de función, así que por ahí bien. Sin embargo sus interruptores son para mi gusto demasiado fuertes y sonoros. Que a quien le guste estupendo, pero el Xiaomi es más sutil. Suena, pero es más elegante a mi gusto.

No aprovecho demasiado los efectos de retroiluminación así que esa parte me da bastante igual, y debo decir que lo de que sean más o menos gaming a mí no me parece afectar demasiado. He jugado con ambos al "Battlefield 1" y soy igual de malo bueno que siempre. No noto que me pueda cargar a más enemigos o reaccionar mejor, aunque sí que tengo que reconocer que hay cierta mejora de sensaciones, como que el ruidito de las teclas, el clac--cataclac-clac-clac, como que es una confirmación útil de que, en efecto, has pulsado la tecla que querías pulsar. Eso en un teclado como el que uso habitualmente no ocurre: tengo la respuesta en pantalla y ya. Aquí la respuesta es triple, porque además de la de pantalla tengo la respuesta del clac-cataclac de las narices y también esa respuesta táctil, esa sensación de que el teclado se resiste a hacer nada hasta que aplicas la presión suficiente en la tecla que pulsas.
La conclusión es clara. De momento los teclados mecánicos no son para mí. Quizás el Xiaomi se acerque a mi búsqueda, y de hecho sé que hay interruptores más tranquilos y también puedes poner los dampeners para actuar como amortiguadores del sonido. Incluso hay teclados mecánicos de perfil bajo, pero eso es un poco anatema: un teclado mecánico no lo es ya (tanto) si no tiene teclas con ese perfil convencional de los teclados IBM Model M o Model F de toda la vida.