Carta a un lector

Ayer por la noche recibí un mensaje increíble. Un lector de Incognitosis, que justo acababa de apuntarse como mecenas del blog en Patreon, me lo mandaba tras mi breve correo de agradecimiento por su colaboración. No sé cómo lo veréis desde ahí fuera, pero desde dentro lo de los medios es como la vida misma. Poca gente te da palmaditas en la espalda, y solo en muy contadas ocasiones artículos míos en Xataka y medios anteriores han recibido alguna que otra felicitación sincera y real. Lo normal, y de ahí en gran medida mi poco respeto por la mayoría de lectores y comentaristas, es recibir críticas no constructivas y no argumentadas de gente que por alguna razón prefiere restar a sumar. Y yo no tengo tiempo para ocuparme de las restas. Me gustan más las sumas.

Pero de cuando en cuando llega un mensaje de los buenos. Uno con el que te reconcilias con tus dudas -"parece que no lo estoy haciendo tan mal"- y que hace que la barra de energía suba a tope y que incluso sobrepase la longitud normal gracias a la subida de ego. Eso ha ocurrido alguna vez en los comentarios en Incognitosis, pero ayer como digo la cosa fue especial.

incog
incog

Normalmente los que escribimos (aplíquense el cuento otros autores, artistas y creadores en cualquier disciplina) estamos bastante a ciegas. En el caso de los medios online uno se puede fiar un poco de las estadísticas, pero a mi esos números me dicen más bien poco. Las 30.000 personas (o más bien, IPs) que se pasan por aquí cada mes lo hacen brevemente: en apenas un minuto se largan, y 8 de cada 10 lo hacen a otro lado distinto.

En frío ese dato es bastante lamentable para cualquier bloguero de pro. Podría tomármelo a la tremenda y decidir que para qué tanto esfuerzo, pero es que en realidad las estadísticas me importan muy poquito. Las tengo porque tengo ese puntito competitivo que me hace tratar de no relajarme y de ir a más al menos poquito a poco, pero como ya dije en una ocasión, no escribo para vosotros. Ni para Google, ni para Facebook, ni para Twitter. Ni siquiera para los lectores, diría. Escribo en Incognitosis para mí. Para sacarme espinitas e ideas de la cabeza y quedarme a gusto. Pero esa labor, o afición, o necesidad, también tiene ese punto casi siempre inevitable de necesidad de aprobación. ¿Haría esto si supiera que no me lee ni Perry Mason? Probablemente no. O al menos, no con la misma intensidad o el mismo interés. Saber que lo que haces le importa muy poco al resto de la gente hace que la motivación caiga. Y sin motivación la cosa se vuelve complicada cuando uno hace algo por afición.

Pero si las estadísticas no sirven de mucho a la hora de saber si lo que haces cuaja o no en la gente, ¿qué lo hace? Los comentarios ayudan, claro, y siempre se agradece que unos y otros te sigan en la red social del momento y compartan lo que haces con otros porque les gusta. Esa es una buena forma de saber qué le parece al mundo lo que haces, aunque sea también de forma limitada. Porque compartir lleva uno o dos clics como mucho, y aún así mira que le cuesta a la gente.

Yo diría que hay solo dos formas inequívocas de saber que lo que estás haciendo significa algo para alguien. La primera es obvia: que alguien te pague por lo que haces. Eso podría ser la definición de un trabajo, claro, pero también funciona cuando uno pone en marcha cosas como la campaña en Patreon y recibe un apoyo que pasito a pasito se va consolidando. Si alguien pone pasta, es por algo. Me enorgullece que 26 personas -sois grandes, majos/as- estén apoyando en este momento a Incognitosis, pero os mentiría si dijera que a estas alturas no esperaba más apoyo. Puede que yo fuera un poco iluso, que me creyera las estadísticas o algunos comentarios o que simplemente planteara mal el tema.

¿Pagarías 10 céntimos por este artículo? Buen invento este de PayPal
¿Pagarías 10 céntimos por este artículo? Pues ale, a pinchar en la imagen. Buen invento este de PayPal. Que vivan los micropagos.

Igual Patreon es un rollo y tengo que meter micropagos ahora que ha salido PayPal.Me (oye, pues es una idea, ya me he hecho cuentita). O que tenga que acudir al banner de turno si quiero tomarme unas cañas gracias al blog (¡noooo!). O puede simplemente que Incognitosis no merezca tanto la pena. Esa marcha de la campaña y esa respuesta al experimento me ha hecho plantearme cambios en el futuro de este blog, pero ya os los anuciaré si llegan, cuando lleguen. Que no será mañana. Ni pasado.

La segunda forma de comprobar que algo efectivamente tiene valor para otra persona es mucho más poderosa en mi opinión. Es recibir un mensaje como el que recibí ayer. Uno de esos que como decía te reconcilia con tus dudas y, desde luego, con tu audiencia. No lo reproduciré aquí y quien me lo escribió ya sabe que estoy hablando de él, pero baste decir que solo ese mensaje vale más que todas las campañas de Patreon, los favoritos y retuits en Twitter, los "Me gusta" en Facebook, los +1 en Google+ (de estos pocos ya) o las palmaditas en la espalda virtuales o reales. Es u n mensaje que de repente hace que estos 10 años de Incognitosis hayan valido aún más la pena.

Ojalá haya muchos de esos en el futuro.  Mil gracias, querido lector. Va por ti.

PD: Mañana atentos. Novedades.