Caprichitis

Las navidades pasadas llegaron dos catálogos de juguetes a casa, así que le dimos uno a Lucía y otro a Javi para que pudiesen echar un vistazo a la oferta disponible. "Elegid lo que queréis pediros a Papá Noel y a los Reyes Magos", les dijimos. "Haced un círculo con el rotu en los juguetes que queráis pediros". Lucía fue moderada y eligió 5 o 6 cosas, no me acuerdo bien.
Javi, en cambio, le hizo círculos a todo. A todo.
Mi pequeño y caprichoso canijo hace en realidad lo que muchos —yo incluido— haríamos si no fuera por el autocontrol: pedírnoslo todo, sin excepción, o casi. Yo me considero un verdadero referente mundial del autocontrol, porque eso de ver ofertas en todos lados —busco bastante para poder ofrecerlas en los Incognichollos— y no aprovecharlas es toda una prueba de resistencia a la caprichitis.
Estos días todos estaremos sometidos a una dura prueba. Viene ese Black Friday que engaña con su nombre, porque más que Black Friday podríamos llamarlo Black November Week o Black November Fortnight, si me apuráis. Como lo de los "8 Días de Oro" de El Corte Inglés, las promociones y ofertas nos inundan durante un plazo de tiempo bastante más largo del que indican esas denominaciones comerciales.
En mi caso el catálogo de caprichos que tengo apuntados —recordatorio: haced una lista con lo que compraríais si lo veis a buen precio— es moderado, pero llevo literalmente meses planteándome si cambiar o no de una vez de PC de sobremesa, sobre todo cuando el 'Battlefield 1' es ya parte integral de mis ratos de ocio (ya no soy tan malo, chicos). He estado mirando componentes para construirme un PC más adaptado a los tiempos y, sobre todo, más silencioso que mi carraca de feria actual. Tengo hecha una lista preliminar de componentes, pero la verdad, no estoy seguro de que aproveche el tirón del viernes negro. Es bastante pasta —jugar con calidad y sin mucho ruido no es barato— y lo cierto es que para las horas que juego podría seguir tirando con mi configuración actual.
El escenario se repite en algunos productos más que quiero pero que probablemente no necesito. O que no necesito mucho, vaya. Lo difícil, claro, es medir hasta qué punto compensa darse el capricho para no contagiarse de la caprichitis y sus efectos colaterales, melocomprotoditis y paraquéestáeldinerosinoesparagastarlitis. Está muy bien darse un capricho de cuando en cuando, pero creo que, como en todo, los extremos son malos.
Así pues, A ver cómo me porto ante ese nuevo ataque a los sentidos que será este Black Friday. Lo que es seguro es que los Incognichollos estarán algo más animados que de costumbre porque en Amazon no paran de sacar ofertas del día y ofertas Flash que solo duran unas horas.
Seguro que habrá tentaciones para todos, así que tanto si caéis en ellas como si no (Oscar Wilde decía aquello de que "la única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella"), disfrutad de ese espectáculo del consumismo y el capitalismo moderno llamado Black Friday. Y qué demonios, un poco de caprichitis al año tampoco hace daño, digo yo.