BlackBerry, lo siento: ya no molas

Research In Motion es una de esas empresas (</cough>Nokia</cough>) de las que hace 5 años probablemente nadie diría que estarían como están. Y sin embargo, como hemos visto en tantos otros casos, es también una de esas empresas que nunca reaccionó a tiempo. Cuando Steve Jobs anunció el iPhone aquel 9 de enero de 2007 RIM estaba considerada referente en el mundo empresarial. Y como muchos otros referentes, no dejaban de mirarse el ombligo, así que en lugar de reaccionar ante la avalancha que se les venía encima, mantuvieron su filosofía cerrada a la innovación del mundo táctil y aquel otro anuncio que fue el que realmente marcó un punto de inflexión: la apertura de la App Store en julio de 2008. En ese momento el hardware dejó de importar tanto: lo que primaba era el software.
RIM tardaría casi un año más en abrir su BlackBerry App World, pero por aquel entonces la batalla ya estaba perdida: los desarrolladores sufrían una nueva fiebre del oro y migraban por doquier a la plataforma Apple, que parecía el sueño de cualquier programador. Incluso Android Market, que se lanzó en octubre de 2008, estuvo muy por detrás de la App Store durante mucho tiempo en catálogo de aplicaciones, pero eso tampoco importaba mucho.
Apple molaba pero era una plataforma cerrada. Android no molaba tanto, pero su plataforma era mucho más abierta. Y luego estaba RIM, que ni molaba demasiado -quizás el teclado físico de la mayoría de BlackBerries fuera su gran seña de identidad-, ni tenía plataforma abierta.
Su único refugio era el mundo empresarial, que poco a poco fue dándose cuenta de que las tradicionales ventajas del mundo RIM -una mensajería muy eficiente, por ejemplo- ya estaban al alcance de las plataformas competidoras, mucho más atractivas y versátiles. Y las tradicionales BlackBerry con su precioso teclado físico dejaron de molar. Los directivos querían los nuevos iPhones, que dejaron rápidamente atrás su halo de cacharros molones solo para geeks a cacharros molones para todo el mundo. Tener un iPhone era la nueva demostración del éxito personal y profesional. Tener una BlackBerry parecía ser ya solo la etiqueta de un mundo casposo.
Y así llegamos hasta el día de hoy. Las BlackBerry han tenido su pequeño idilio con la juventud -por aquello de mensajes gratis gracias al célebre BBM- pero la popularidad de Whatsapp y similares ha roto ese idilio. Los jóvenes, que son los fashion victims por antonomasia, no quieren un móvil casposo. Quieren lo último de lo último, porque su integración social depende de ello. Y BlackBerry no es lo último de lo último.
Ni siquiera la llegada de BlackBerry 10 OS en enero de 2013 -muy publicitada por un CEO que trata de vender humo- podrá salvar a una empresa que lamentablemente cometió el mismo error que muchas otras (<cough>Palm</cough>): sentirse cómoda en su posición de privilegio. Al menos podrán decir con orgullo que durante cierto tiempo, ellos eran los que más molaban. Que no está mal.