Bitcoin y las responsabilidades

Ayer en el chat del trabajo algunos debatíamos sobre bitcoin y nuestra responsabilidad como medio de comunicación. Mi fascinación por las criptodivisas sigue creciendo al mismo ritmo que su valor, y por ahí hay debate claro sobre cómo debería hablarse de bitcoin y de todo este segmento en medios.

https://twitter.com/javipas/status/942335008622174208

Como ya comenté, también yo estoy

invirtiendo

apostando un poco a este juego. De hecho tengo asumido que ese poco puede perderse (¡noooo!), como también tenía asumido ayer que todo lo que jugué a la lotería de Navidad podía perderse. (Dato: jugué más que nunca y, como el Atleti, perdí como siempre (bueno, tocó un reintegro). Odio la lotería de navidad, de verdad. Para mí es como un impuesto navideño que pagamos por uno de esos estúpidos usos y costumbres nuestros.)

Por eso me resulta gracioso lo de que ahora haya que confesar si uno tiene o deja de tener BTC, BCH, ETH, LTC, XRP o cualquier otro acrónimo de ese mundillo para hablar de ello, ya sea informando, ya sea opinando, ya sea una mezcla de los dos.

Es como pedir que quien ha hablado de la Lotería diga que ha comprado X décimos, o quien ha hablado del clásico Madrid-Barça diga que él es del Madrid y ha apostado X euros en una web de apuestas online, o quien ha hablado de móviles diga que se ha comprado un iPhone X (¡herejía!). A ver, que bitcoin es una lotería, como lo es la propia lotería o el fútbol, donde (casi siempre) puede ganar cualquiera. Puede que comprar un móvil no sea una lotería, pero en realidad el tema no es ese. El tema es el de las responsabilidades y lo que la gente hace al leer y consultar esos medios de comunicación que hablan de criptodivisas, de lotería, de fútbol o de móviles. O de cualquier otra cosa, claro.

Informar y opinar (y se nota cuándo haces una cosa y cuándo haces otra) es algo que todo el mundo hace en todos lados. En la era de las redes sociales lo que ha quedado claro es que las opiniones son como los culos: todos tenemos uno. ¿Son esas opiniones interesadas? Pueden serlo, desde luego ¿Son malintencionadas? También pueden serlo. ¿Son subjetivas? Rotundamente sí. No hablo solo de redes sociales o de blogs: todos los medios de comunicación, incluso los que presumen de una honestidad sin tacha, tienen su visión del mundo, sus intereses y sus subjetividades. Todos. Hay de todo para todos, y el ejemplo de esos mensajes informativos  / reflexivos / entretenidos que tiene que mascar, no engullir, es el de este tipo.

Ahora bien: ¿Tiene la culpa este pollo o John McAfee de que cuando habla de bitcoins suba el pan y los ojos se te pongan con el símbolo de bitcoin? No. ¿Tiene la culpa el Marca de que apuestes 10 euros a que habrá 3 córners del Madrid en la primera parte? No. ¿Tiene Doña Manolita la culpa de que compres 6 décimos? Probablemente. (O eso, o la tiene tu cuñao y esos amigos con los que compartes esa estúpida tradición (y además hagas cola, que es ya de nota)). Diré más: ¿Tengo yo la culpa de que te compres un Xiaomi Mi 6 y no te acabe de molar? Pues no, majete. Haberte comprado un iPhone X, que es lo que recomienda un porrón de gente.

Esta oleada de honestidad y sinceridad me parece absurda. Ahora resulta que para hablar de algo vas a tener que contar toda tu vida. Tengo (fracciones de) bitcoins, soy del Madrid (desencantado) y creo que va a perder con el Barça en una hora, he comprado siete décimos de lotería (la mayoría compartidos), tengo el Xiaomi Mi 6 (me encanta) y no recomendaría a nadie comprarse el iPhone X.

Por eso que yo hable de bitcoins aquí o en Xataka, o de móviles, o de fútbol, o de lo que me apetezca es cosa mía. Lo hago para informar, plantear la reflexión, para entretener, para hacer pasar un buen rato, o si puedo para las cuatro cosas a la vez.

Lo que haga quien me lee tras esas lecturas no es culpa mía. Es suya. Si alguien es lo suficientemente

gilipollas

estúpido para hipotecar su casa

e invertirlo

y apostarlo todo a bitcoin, se merece que le pase de todo, tanto para lo bueno como para lo malo. Lo mismo que si la hipoteca para apostar a algo que no controla, sobre lo que no se ha informado mínimamente y que impone un riesgo, ya sea mayor o menor.

Lee, infórmate, reflexiona y ya puestos, entretente. Lo que hagas después, eso sí, es cosa tuya, no mía.