Bendita Steam Deck

La Steam Deck se ha convertido en una de las grandes revelaciones tecnológicas de 2022: un éxito total que ha provocado que otros fabricantes se lancen a replicar el formato.
Da igual que lo intenten: dudo que ninguno logre competir con la Steam Deck porque detrás de la consola está el verdadero componente estrella: la plataforma Steam. Es en esencia lo mismo que le pasa al iPhone, cuya revolución fue (para mí) la App Store más incluso que el dispositivo, que ciertamente lo cambió todo también.
A principios de junio la Steam Deck por fin era mía. Dudaba sin comprarla o no por una sencilla razón: preveía que no iba a usarla mucho. Mi tiempo libre es limitado y suelo dedicarlo a otras cosas, pero aun cuando lo dedico a jugar, resulta que tengo mejores opciones para hacerlo: tanto mi PC como mi Xbox suelen llenar ahí esos ratos, sobre todo porque la presbicia es para mí la enemiga letal de mi Steam Deck y su pantalla de siete pulgadas.
Pero oye, he ido haciendo mis cositas. He disfrutado especialmente de la retroemulación (Top Spin para Xbox no va bien en mis pruebas, pero sí Virtua Tennis para la DreamCast, ya sabéis que soy muy fan del género), pero también de juegos maravillosos como 'Sifu' y, por supuesto, de xCloud. No mucho, insisto, pero sí a ratos.
Eso de poder jugar a tantas cosas es el otro gran triunfo de la Steam Deck. Tener a Steam como plataforma de distribución de juegos es genial —allí compré el 'FIFA 22' para PC al que juego sobre todo en consola y el 'Street Fighter V', por ejemplo—, pero poder instalar otras tiendas y sus juegos (como el mencionado 'Sifu') es sencillamente maravilloso. Una bendición.


Lo he comprobado este puente. Nos fuimos con unos amigos a hacer excursiones por tierras navarras, pero también pasábamos buenos ratos en la casa que alquilamos para la estancia. El amigo con el que fui es además un durísimo rival al FIFA aunque le enseñé todo lo que sabe (¡Epa Julen!), y él no tenía ni idea de la sorpresa que le iba a dar: en un momento dado saqué la consola sin que me viera, y con los dos mandos de Xbox y los cables que me había llevado la conecté a la tele del salón. A los 5 minutos ya lo tenía preparado todo, y cuando le dije que se acercara a ver el panorama casi se pone a llorar de felicidad. Y yo también.
Gracias al invento hemos podido echar unos piques legendarios al 'FIFA 22'. Unos con los que nos hemos reído (y sufrido, no veáis qué tensión) a lo bestia. La consola se ha comportado de manera excepcional en todo momento, fluida y sin cortes raros. Nos dimos cuenta tarde de que en la versión para PC se puede configurar cada mando sin problemas (en la Xbox tienes que usar cuentas distintas, es una historia), y como jugamos con distintos botones él se adaptó a los míos al principio, aunque al final descubrimos que se podían configurar por separado y le pudimos dar a tope. La batería aguantó bastante, por cierto —que redirijas la salida de vídeo a la tele ayuda al consumo energético— y una de las tardes yo creo que estuvimos jugando casi tres horas sin parar a la hora de la siesta.
Y gané yo, ojo. Al menos, esa vez.
Bendita Steam Deck.