Apple y los jóvenes que aman el iPhone

Apple y los jóvenes que aman el iPhone
Concierto-iphone

Hay dos tipos de personas. Los que van a un concierto y graban en horizontal (apaisado), y los que van a un concierto y lo hacen en vertical (retrato).

Los primeros somos nosotros, los que peinamos canas y queremos recordar las cosas en 16:9. Los segundos, los que prefieren recordarlas compartirlas en Instagram o TikTok o YouTube Shorts, que han convertido en tendencia el formato inverso.

Yo viví ese momento hace unos meses, en un concierto en el que el 90% de la gente era teenager. Del grupo musical en sí oímos poco porque a las que sí se oía era a las groupies que cantaban gritaban las canciones a ver si lograban que a ellas se las oyera más que a las de al lado. Y luego estaba lo otro: había gente que se pasó el concierto grabando vídeo. En vertical, claro.

Yo enseguida me di cuenta de que 1) grababan para compartir, más que recordar y 2) grababan con iPhone. Y eso es lo que precisamente planteaba un tuit reciente que me hizo temblar un poco.

La respuesta a la pregunta que planteaba ese usuario era clara. En ese concierto la gente usaba un iPhone. En aquel en el que estuve, lo mismo. La imagen de cabecera, por ejemplo, es de aquel concierto que me dejó claro cómo estaba el percal.

¿Que como está? Pues está dominado por Apple, que ha logrado convertirse en esa empresa de la que casi todos quieren tener algo (o muchas cosas). Da igual que sea más cara y que no sea necesariamente mejor —Marques Brownlee lo reconocía en su reciente comparativa—, simplemente está de moda. En EEUU, por ejemplo, el 87% de los jóvenes tienen un móvil de Apple. Ahí es nada.

Y no solo lo está entre los mayores: el iPhone es el producto aspiracional por antonomasia para los jóvenes y los adolescentes. Todos los chavales quieren un iPhone porque todos los demás chavales ya tienen un iPhone. No tiene que ser el último, y de hecho los modelos antiguos siguen vendiéndose muy bien gracias a su longevo soporte de iOS: el iPhone 8 de 2017 han estado actualizados hasta este año con iOS 16, y aunque no podrán actualizarse al inminente iOS 17, no creo que eso sea un problema para mucha gente hasta dentro de un par de años. Hay un buen montón de estos en Wallapop por unos 150 euros, y la gente los prefiere a, por ejemplo, un Pixel 6a que cuesta ahora mismo 355 euros nuevo (lo he visto a 250 de segunda mano en Wallapop) y que en mi humilde opinión es mucho, mucho mejor teléfono y sobre todo va a tener más recorrido que un iPhone 8 cascadete.

Pero claro. No es un iPhone.

Es lo que comentaba la gente en ese tuit. "Lo tienen por pura moda", decía uno. Ese, diría, es el gran resumen de esta realidad que ha convertido a este móvil en el móvil para toda una generación. Si no lo tienes, eres un cutre, no molas, estás fuera. Pasó antes —cuando yo era joven el rollo iba más de las naic Nike o los levis Levi's— y también recuerdo un singular y breve periodo alrededor de 2010 en el que el teléfono de moda entre los chavales —y no tan chavales— no era un (joven) iPhone o un Nokia, sino una Blackberry. No por el móvil en sí, sino porque las BlackBerry daban acceso al WhatsApp de la época, un BlackBerry Messenger (BBM) que nos enseñó que la mensajería instantánea lo iba a petar.

Todas las modas son así, pero entre los más jóvenes la cosa es todavía más potente, y quienes logran captar a esas nuevas generaciones tienen un filón. Uno que no es eterno, pero que deja huella y, quizás, usuarios fieles en el futuro.

Luego, claro, está el otro tema. El de los chavales de 15 años que tienen un móvil de 1.000 euros. A mí ver a jovencitos y jovencitas con los iPhone 14 no me parece que les ayude demasiado, pero de todo tiene que haber en esta vida y cada padre —porque entiendo que esos chavales no se pueden pagar ese móvil— lo hace lo mejor que sabe y puede. Que en este caso —y que cada vez que veo con más frecuencia— es horrible. Lo respeto, ojo, pero no lo comparto.

Pero ahí están los adolescentes, pidiendo iPhones a gritos porque una vez más se cumple que donde va Vicente, va la gente. En inglés hay un célebre latiguillo, 'keeping up with the Joneses', que refleja esa realidad en la que la gente se compara con los que tiene al lado e intenta tener todo lo que tienen los demás para no sentirse inferior. El mundo en el vivimos —el capitalismo, el consumismo, y el materialismo triunfan y nos atrapan queramos o no— no nos lo pone fácil, y tampoco lo hacen unas redes sociales que lo magnifican todo y exponen aún más al que no puede seguir el ritmo. No solo es el iPhone, claro, pero en los adolescentes hoy en día este móvil se ha convertido, como decía, en ese preocupante filtro para mucha gente. Si lo tienes, molas (o tienes opción de). Si no, estás perdido. O lamentablemente eso se creen ellos.

Lo sé bien: mi preciosa hija de (casi) 13 años ya me ha dicho alguna vez que si le pillamos uno.

Va lista. Y lo que quiero que aprenda es precisamente eso. Que no está perdida.

Para nada.