Apple y el pánico en cuatro actos

Se abre el telón.
Acto I. Aparece gente leyéndole una carta a Tim Cook. Un triatleta ciego, una profesora, un universitario, un basurero, un anciano, un hombre en un lago helado. Todos contando experiencias reales en las que el Apple Watch les salvó la vida.
Acto II. Aparece una ejecutiva de Apple. "La salud de las mujeres no solo impacta en las mujeres. También lo hace en sus familias y comunidades. Y los ciclos menstruales son claves en la salud de una mujer". A partir de ahí habla de lo importante que es la evolución ovulación, y cómo el nuevo sensor de temperatura de los Apple Watch 8 puede ofrecerte "una retrospectiva estimada de cuando ovulaste".
No solo eso: con él es posible detectar una posible ovulación. "Si estás intentando tener un niño, saber si y cuándo has ovulado puede ser una información clave para tu planificación familiar y para las conversaciones con tus médicos". Y también es posible detectar desviaciones de los ciclos menstruales que "pueden ser síntomas de enfermedades graves".
Acto III. Aparece una mujer en el anfiteatro de Apple hablando de las opciones de seguridad que ya tenía el Apple Watch: la detección de caídas y las llamadas de emergencia, por ejemplo. "Hay otra situación de emergencia en la que nunca querrás encontrarte", continúa diciendo, "y esa es un accidente de tráfico". Ahí es cuando describe el funcionamiento del nuevo sensor de detección de accidentes, que automáticamente llama a los servicios de emergencias (mandando tu ubicación) si se detecta un accidente y quien lleva el reloj no cancela esa llamada automática. Una idea estupenda a la que le sigue un vídeo de lo más dinámico sobre todas las posibilidades de los nuevos relojes inteligentes de Apple. ¿Cómo acaba ese vídeo? Con esta frase:
'El futuro de la salud está en tu muñeca'. Ele.
Sigamos.
Acto IV. Otra empleada de Apple aparece en medio de un paisaje estupendo. "Las emergencias no siempre ocurren cuando es cómodo. Cuando necesitas ayuda, la necesitas sin que importe dónde estás, incluso si no tienes ni Wi-Fi ni acceso a la red móvil". Nuevo plano. Un helicóptero de rescate sobrevuela las montañas al anochecer. Suena una música melancólica de fondo: "Necesito ser encontrado", reza el estribillo.
Tiempo chungo, y dos montañeros aparecen con cara de circunstancias, uno de ellos herido. La chica saca su iPhone y enciende la llamada de emergencia vía satélite. La app la ayuda a orientar bien el móvil, y la llamada se produce. "No os preocupéis, la ayuda está en camino", notifica el iPhone. De repente el helicóptero aparece y se produce el final feliz. Dos vidas más salvadas gracias al iPhone y a sus opciones de seguridad. Es genial, porque el servicio será gratuito durante dos años con la compra del iPhone 14. Luego, ya veremos.
Epílogo
Podría ponerme a hablar largo y tendido del resto de cosas que presentó Apple en su evento de ayer. Quizás lo haga. Quizás haya hasta entrevista de Harry con el Sr. Cook, quién sabe. Si no lo hago, mi resumen del evento está en Twitter:
Pero tras leer un poco de todo y ver cosas —en este caso la inspiración ha sido este vídeo de Linus Tech Tips— me quedé sorprendido con esa epifanía. La de que cada vez más Apple nos está vendiendo cosas que ya no son solo útiles, sino que nos pueden salvar la vida.
A eso yo lo llamaría la estrategia del pánico. O coloquialmente, la EstrategiaPorsi™. Es la misma estrategia que llevan usando durante décadas las compañías de seguros y los seguros privados de salud: tú contrata nuestro seguro (o nuestro plan privado), que si pasa algo estarás cubierto. Ya sabes. Que no tiene que pasar. Pero porsi.
Pues con Apple lo mismo. Que igual crees que estás sano, pero porsi, cómprate un Apple Watch o uno de los nuevos iPhone. Así estarás tranquilo, ya sabes. Podrás hacer excursiones de aventurero total y no va a pasar nada nunca, pero porsi. O ir en el coche, donde nunca has tenido un accidente, pero porsi. O controlar tu menstruación, porque ya se sabe. Porsi.
Antes Apple vendía para que molaras más. Ahora vende para algo aún más importante.
Ahora venden soluciones para el pánico.
Qué chungo.