Apple en cuatro actos
Hace tres meses hacía mi crónica de la WWDC 2015. Aquel extenso artículo fue comentado aquí y en Twitter, pero además aparecieron textos que defendían la actitud de Apple. Eso me hizo escribir una segunda parte en la que precisamente hablaba sobre la que para mi es la falacia de las mejoras iterativas. Dudo que mis argumentos cambiaran algo entonces, y desde luego dudo que este post lo haga. Las posiciones están claras y ni los que profesan ese culto a Apple -no he podido evitarlo, Eduardo- ni los que vemos las cosas con otra perspectiva nos vamos a poner de acuerdo. Ayer no tuve fuerzas para publicar aquí sobre el tema, pero sí lo hice brevemente en The Unshut, en un artículo que era básicamente una versión breve de este. Pensé que no había quedado mal así que me dije, venga, vamos a enviarlo a Reddit.


Dicho y hecho, y, como esperaba, la respuesta (en el subreddit de Apple tampoco podía esperar mucho) fue reducida, pero atroz. Salvo por un comentario de alguien que tuvo el detalle de explicar sus argumentos, los otros dos fueron de esos por los que me cuestiono eso de que los lectores son lo peor del periodismo (online). En Reddit hay mucho ego y una cantidad aún mayor de trolls, y aun intentando llevar la conversación por el buen camino la respuesta suele ser la que yo tuve. Casi nula. Has criticado a Apple, no aportas, fuera de aquí. Sin argumentos. Modo talibán: on.
Pero yo estoy a prueba de talibanes y trolacos. Hace mucho que alcancé el zen. Así que paso bastante de todos vosotros, adoradores incodicionales de Apple. Pero también de vosotros, los que tampoco podéis admitir que la empresa de Cupertino haya acertado o acierte en algo en algún momento. Si estáis en cualquiera de esos dos grupos, si no sois capaces de mirar las cosas desde (la) otra perspectiva y aceptar las luces y las sombras de cualquier producto, dejad de leer. Este post no es para vosotros. Y este blog, tampoco. Vamos con esta crónica en cuatro actos.
Acto I. Del Apple Watch y sus correas
No me extenderé mucho con el Apple Watch. Lo que me interesa es sobre todo qué cambiará con watchOS 2.0, algo que ya vimos en la WWDC 2015 y que parecía interesante por la aparición de las aplicaciones nativas. Poco hablaron de ese tema, y salvo por un par de demos y de comentar de pasada alguna opción curiosa (me gustó lo de iTranslate), el discurso pasó a ser otro. El del diseño.

El acuerdo con una famosa firma de moda para crear nuevas correas demostró una vez más que el foco de Apple está cada vez en este mundo y no en el de la tecnología. No será el último de los acuerdos de este tipo que a buen seguro veremos, sobre todo porque ha quedado claro que el negocio del Apple Watch también está (veremos en qué porcentaje, pero los márgenes parecen brutales) en las correas. Bienvenidos al negocio de las carcasas 2.0.
Acto II, escena I. Del iPad Pro y el canto del cisne del iPad
Sobre el iPad Pro he hablado largo y tendido ayer en Xataka. Aun a riesgo de repetirme -sin extenderme tanto-, debo reconocer que sobre el papel el iPad Pro es un dispositivo molón. Pantallote de calidad, la misma experiencia destacable que ofrecen los iPad, y además las mejoras software de iOS 9 que entre otras cosas permitirán trabajar en pantalla dividida. Cosa sobre la que por cierto apenas incidieron en las demostraciones de producto y que salió a relucir, curiosamente, en la demo que realizaron dos empleados de Microsoft. Yep. Dos empleados de Microsoft haciendo una demo en un evento de Apple. Uauh.

Pero el iPad Pro (me) parece un producto sin alma. Un ‘me too‘ más de una Apple que últimamente recurre mucho más a copiar ideas y diseños de otros sin que eso suponga que su versión sea mejor que la de los demás.
Eso es lo que les diferenciaba, ya lo dije otras veces. Podían llegar tarde, pero llegaban mejor. Ya no. Al menos, claro, no según mi opinión. El iPad Pro tiene para mi el mismo problema que el Surface Pro 3 de Microsoft. Es un tablet convertible que quiere sustituir al portátil, pero que cuenta aún con menos garantías para hacerlo. Es, como decía en el post de Xataka, un producto en tierra de nadie. Un quiero y no puedo (quiero ser portátil, pero no llego a tanto), y también un puedo y no quiero (puedo ser tablet, pero con mis prestaciones eso no me basta). ¿Qué tipo de escenarios de uso veo yo para este dispositivo?- Artista y diseñador digital: chavalote, ve rompiendo la hucha. El iPad Pro es para ti. No, de verdad. Poder trabajar con una pantalla de 12,9 pulgadas y con ese prometedor Apple Pencil parece ideal si lo tuyo es dibujar, tomar notas y garabatear a todas horas. Y además tienes un teclado, por si te apetece ir más rápido al escribir.
- Estudiante: lo de tomar notas está muy bien, pero seguro que vas a tener que escribir bastante con el teclado. A no ser que la delgadez y ligereza sean absolutas necesidades -y aquí tienes al MacBook-, olvídate. Un portátil ultraligero te irá mucho mejor. No compres aquello a lo que no le vas a sacar provecho.
- Usuario empresarial productivo: cómprate un MacBook Pro (o un MacBook Air), o bien tira de los portátiles convertibles con Windows. Algún Dell XPS 13/15 o, ya puestos, alguno de los nuevos ThinkPad que tienen buena pinta.
- Usuario convencional: para todos los demás, de verdad, el iPad Pro no es un producto adecuado, como tampoco lo es en mi opinión el Surface Pro 3 que es demasiado tablet. Incluso teniendo en cuenta que lo tuyo es consumir contenidos, recuerda que la pantalla es de 12,9 pulgadas. Sujetar ese pantallón no va a ser cómodo a no ser que quieras fortalecer los bíceps. Para consumir contenidos, o tablet más pequeño (el iPad Air 2 es una buena opción que un año después, eso sí, sigue al mismo precio) o un buen phablet para no cargar con dos cacharros. Si quieres producir, por dios, deja de querer ser el tipo molón que demuestra que es capaz de trabajar con un iPad. Por supuesto que eres capaz. La cuestión es si a la larga te compensará. Yo diría que no. Trabajar en un portátil es siempre mejor porque… para eso se diseñaron los portátiles. Para tener un teclado rígido, un procesador en condiciones y muchas más opciones de conectividad
Acto II, escena II. Comparando el iPad Pro con el Surface Pro 3
De hecho, si os mola esto de los tablets convertibles, atentos al Surface Pro 4 de Microsoft, que me da a mi que va a estar armado hasta los dientes. Así a bote pronto se filtró que el Apple A9X daba 2.109 puntos en single-core en GeekBench y 5.101 en multi-core. El micro del Surface Pro 3 actual con el precio del iPad Pro (799 dólares) es el Intel Core i3-4020Y, que en la base de datos oficial de Geekbench da un rendimiento de 1.545 y 3.124 puntos. Apple gana por goleada ahora mismo, pero es que los Surface Pro 4 llegarán con los Skylake, y del catálogo recién presentado yo diría que un buen candidato base es el Core i3-6100U que está más equilibrado: 2.202 y 4.788 puntos.
Acto III. Del Apple TV y el sentido de las Smart TVs
El tercero de nuestros protagonistas de la noche fue el Apple TV, el dispositivo que tras dos años y medio llegaba con la renovación más importante de su historia. Una muy necesaria y que en mi opinión, aun con sus sombras, acabó por descubrirme el único producto de Apple que puede que me comprara a día de hoy. “Qué fuerte, JaviPas, ¿en serio?“
Pasemos a las luces. Como la de su mando a distancia, que en primer lugar dispone de un pequeño touchpad en la parte superior. Ingenioso a priori, pero quiero verlo funcionando porque espero que no ocurra lo que con mi pesadilla con el mando de mi televisión de LG. También está la inclusión de Siri, que plantea muchas ventajas interesantes y que además se ha implementado de una forma especialmente acertada: el micrófono está en el mando. Nada de gritarle a Kinect al otro lado del salón. La idea no es nueva (Amazon Fire TV), pero aporta parte de la potencia de Siri (no te responde de viva voz, simplemente muestra resultados) y sus prestaciones. Cuidado, porque no es perfecta, y como apuntan algunos, no hay aparentemente motor de recomendaciones. El Apple TV no aprende de tus gustos o de lo que ves, y no te sugiere cosas similares que ver y disfrutar. Un área en el que Apple puede crecer, y mucho. Apuntadlo, chicos de Cupertino.

No se queda ahí la cosa, porque el mando hace las veces de Wiimote (de hecho, copia totalmente ese tipo de funcionamiento), y aquí es donde llega a esa característica fulminante del Apple TV que brilla por encima de todas las demás.
Las aplicaciones y los juegos.
El Apple TV llega con acceso a un sistema operativo propio. Mini pausa kitkat para comentario sobre el nombre, “tvOS”. Otro arranque de originalidad y de prepotencia de Apple: utilizan nombres comunes para luego aplicarles algún sufijo y queda como si sus plataformas fueran las universales para las teles (tvOS) o relojes (watchOS). Y la cosa va a más en muchos otros productos, claro (iPhone, este mismom Apple TV, Apple Watch, Apple Pencil, Apple Mouse) que con esa técnica uno asocia casi sin querer con Apple como si los hubiera creado ella. Qué morro. Qué avispillas.
Pero sigamos, que se me va el hilo de este fantástico e interminable post (¡pues no me queda!). Decía que el Apple TV llega con su propio sistema operativo, una variante de iOS adaptada a las prestaciones de este dispositivo que destaca sobremanera por la inclusión por fin de aplicaciones en la plataforma. No solo de aplicaciones, claro: también están los juegos.

En realidad ningún fabricante ha logrado imponer la idea de que los usuarios utilicen aplicaciones en la tele. No lo han hecho los que presumen de tener Smart TVs de lo más potentes –¿alguien usa su Smart TV como una Smart TV?-, ni tampoco productos tan aparentemente interesantes como el Chromecast (aunque depende de otros dispositivos), Roku, Ouya, Amazon Fire TV, o incluso consolas como la Xbox One, la que más leña ha echado al asador con diferencia en este apartado -y más que echará con la llegada de Windows 10 y las aplicaciones universales-.
¿Podrá iOS conquistar un terreno que nadie ha conquistado? Bueno, lo cierto es que yo veo que tiene opciones. Aunque esta plataforma parece demasiado dependiente de la interfaz táctil, ese pequeño mando a distancia del nuevo Apple TV y el fantástico funcionamiento de la App Store podría hacer milagros. No sé quién se dedica a programar aplicaciones para una tele de Samsung, o de LG, o de Sony, pero le compadezco. Ahora bien, imagínate que le dices al tipo que puede desarrollar su aplicación o juego para iOS y luego trasladarla a tvOS -cosa que no creo que sea del todo difícil-. ¿Mola, no? Veremos si todo esto se queda aquí o llega a donde parece que puede llegar. Actualización (14/09/2015): Ouch, nada de webviews en tvOS. Esto plantea dudas serias sobre la validez de muchas aplicaciones en la tele. Uhm.
Acto IV, escena I. Los iPhone 6s / Plus y los fuegos artificiales
Y llegamos a los platos fuertes del evento. Los que todo el mundo realmente esperaba. Los que venden, vaya. Poco tenía Apple que descubrirnos de los iPhone 6s y 6s Plus, de los que se filtró prácticamente todo lo que Apple acabó contando en su presentación oficial. Uno empieza a preguntarse cómo es posible cómo una empresa conocida por su secretismo está cada vez más asolada por los problemas (si es que lo son) de las filtraciones. Que puede que sean controladas, por supuesto.

Pero eso podría ser tema para otro post. A lo que voy, que ya queda poco (¡ánimo!). Los iPhone 6s / Plus son lo que se esperaba: iteraciones de unos productos que Apple trata de mimar especialmente y a los que ha dotado de unos cuantos fuegos artificiales para, una vez más, desviar la mirada de lo que a ellos les importa.
Para empezar, me
jodemolesta sobremanera esa forma de presentar productos de Apple durante y después del evento. No da nunca datos específicos sobre su hardware, y no se sabía por ejemplo la cantidad de memoria de estos dos nuevos iPhones. Al parecer finalmente hemos pasado a los 2 GB de memoria RAM, pero tampoco ofrece datos específicos sobre la capacidad de la batería y durante el evento solo presenta los precios de los iPhone con contrato para suavizar el golpe.
Si uno presta atención al evento, en Apple se centraron en tratar de sorprendernos con algunos fuegos artificiales. Para empezar, el plato fuerte, 3D Touch. No Force Touch, no. 3D Touch (¿problemas con Disney/Star Wars? Uhm). La nueva tecnología que detecta la intensidad de la presión que ejercemos con los dedos hace que en esencia contemos en la pantalla del iPhone con algo con lo que Apple jamás ha contado de serie en sus ordenadores y periféricos: un botón derecho del ratón. Curioso cómo cambian las tornas. Por cierto, atentos al reportaje de Bloomberg sobre el desarrollo de esta característica.

La propuesta de 3D Touch es probablemente interesante, pero lo cierto es que en los vídeos que he visto acabo con una única sensación: que no sé qué voy a lograr hacer en cada aplicación o sitio en el que haga esa presión. Los desarrolladores pueden utilizar esta opción como más rabia les dé, y ahora queda por ver si este tipo de gestos tan novedosos realmente calan entre unos usuarios a los que se les plantea un dilema curioso.
Apple, la empresa que siempre destacaba por su simplicidad, acaba de añadir complejidad.
Lo hace con la idea de añadir más opciones al sistema, las aplicaciones y los juegos, pero no estoy seguro de que el resultado compense a los usuarios. Y eso me preocupa en una empresa que precisamente solía destacar por seguir la filosofía KISS. Ya sabéis. Keep it simple, stupid.
Y luego está la cámara de fotos. De doce gloriosos megapíxeles, y que entre otras cosas será capaz de grabar vídeos 4K (o más bien, UHD, Apple no utilizó el término correcto ni una vez, y no especifican la resolución final en su web, pero os aseguro que no es 4K DCI). El aumento de la resolución tendrá un efecto claro en el tamaño de las fotos -y por supuesto de los vídeos, si aprovechamos esa grabación UHD-, y me pregunto si eso impactará en ese post-procesado de imagen, velocidad de enfoque y velocidad de captura que convertía al iPhone en la cámara compacta perfecta desde hace años.
Aquí llegó la segunda ráfaga de fuegos artificiales: lo de las Live Photos me parece una absoluta estupidez. No solo no es nueva (HTC Zoe, entre otros, ya lo hacía, por no hablar de los GIFs animados), sino que hará que las fotos ocupen lógicamente más (se habla de doble de tamaño) sin aportar necesariamente algo más allá del efecto wow que se ha demostrado que no sirve para nada. No sirvió con la característica refocus que todos copiaron de Lytro, y no sirvió con otras opciones estúpidas que no aportan nada salvo en ocasiones muy, muy puntuales.
En la cámara frontal, mejora también notable y salto a un sensor de 5 Mpíxeles. Raro que Apple se resistiera tanto a los selfies. Lo del Retina flash, utilizar la propia pantalla como flash, es curioso, pero se podían haber ahorrado de nuevo el nombre prepotente. Habrá que ver cómo funciona, pero me da a mi que ese brillo no aportará demasiado en la mayoría de las ocasiones. Aún así, bien por incluir al menos truco para esa situación ya que no incluyes un flash frontal de verdad. En Xataka comentaba también una de las principales dudas de esta cámara: ¿cuánto consumirán ahora las llamadas de vídeo vía Facetime, por ejemplo? Uhm.
Apple no necesita tantos fuegos artificiales. De verdad. El iPhone 6s y el Plus son telefonazos. A falta de probarlos seguro que dan aún más de sí que los actuales telefonazos, que por cierto, siguen siéndolo. Porque además de lo mencionado tenemos por ejemplo los nuevos Apple A9 -de verdad, estos micros comienzan ya a plantear una alternativa no solo en móvil, sino en el escritorio-. Y módems LTE Cat 6. Y más dureza con el nuevo aluminio (adiós bendgate, por lo que parece). Y, atención, esa activación por voz de Siri a la que Apple apenas le dedicó unos segundos en la keynote (no lo entiendo).
Uy, si se me olvidaba lo más importante. El nuevo color oro rosado, o rosa dorado. O, como ellos dicen, oro rosa. Y cómo mola que si quieres un iPhone de color oro, ya no puedas comprarlo en forma de los anteriores iPhone 6 y los iPhone 6 Plus. Los han retirado del mercado. Si quieres ser el más choni del lugar, tienes que acoquinar aún más y apostar por los 6s / Plus. Pero qué avispillas sois, chicos de Apple. Vlad Savov hablaba de ello en su reciente columna sobre esa estrategia unificadora de Apple: la de obtener los máximos márgenes de beneficios de cada cosa que hacen.
Acto IV, escena II. Comprad el iPhone 6s / Plus de 16 GB, por favor. Aunque sea por molestar
No me hagáis mucho caso en esto. El iPhone 6s y el 6s Plus que Apple ha puesto a la venta con la capacidad base de 16 GB son un fraude. También escribí largo y tendido de este tema en Xataka ayer. Lo hice tratando de ser políticamente correcto. Ya sabéis, poniéndome en el lugar de cada tipo de usuario, explicando las razones de esa decisión de Apple, y ofreciendo una conclusión última y definitiva.
Que hagas lo que hagas, Apple logrará sacarte más y más pasta.
Lo hará por todos lados. Primero, forzándote a comprar el modelo de 64 GB para que te quedes más tranquilo con el tema de la capacidad. Dará igual: esos 64 GB no te aguantarán demasiado. Ni siquiera los 128. Si eres un fan de la fotografía móvil y le sacas partido a la grabación 4K, olvídate de que esas capacidades te salven la papeleta.

Porque aun comprando un iPhone de 64 GB acabarás probablemente pagando por iCloud un servicio que te realiza el backup de las fotos en la nube para que siempre las tengas a tu disposición y luego las puedas ver en cualquier cacharro (de Apple) que tengas en tu poder. Menos mal que Apple ha reducido los precios de iCloud y ahora ofrece 1 TB por 10 euros al mes. Chollazo.
Qué narices. Olvidad lo de que era una broma. Chavales, hacedme un favor. Si vais a comprar algún modelo, comprad el iPhone 6s de 16 GB y utilizad vuestro PC o portátil (y un disco duro externo en casa de algún familiar) para las copias de seguridad. Dejaos de pagar por servicios que no aprovecháis como debéis. Si no veis la colección de fotos que tenéis en el PC desde hace año, ¿vais a hacer lo mismo porque estén en la nube? Lo dudo, y por lo tanto os podéis ahorrar un dineral y tenerlas almacenadas en local, sin que nadie pueda fisgar en ellas (fácilmente) y sin que os cueste un duro. Bueno, no exactamente. Tendréis que pagar los 749 eurazos que cuesta este teléfono. Así por las buenas, una subida de 50 euros sobre el precio del año anterior. Tremendo.
O resistid la tentación de comprarlos, algo que será aún más difícil cuando Apple ofrezca también en España ese iPhone Upgrade Program, el leasing de iPhones que es una idea tan brillante -curioso que nadie la hubiera aplicado hasta ahora- como peligrosa para el usuario. Me pregunto cuántos fabricantes la ofrecerán a partir de ahora.
No me explayo mucho más sobre los móviles de Apple porque 1) ya no me quedan muchas más fuerzas, no sé a vosotros y 2) en realidad no hay mucho más que contar. Hace tiempo que hablar sobre los iPhone es bastante aburrido, y para mi por ejemplo fue mucho más revolucionaria la introducción de Touch ID -los pagos siguen sin cuajar como se esperaba, apenas hubo mención en la keynote, curioso- que este 3D Touch que no sé yo cómo calará entre los usuarios del móvil. Tengo mis serias dudas de que la idea acabe funcionando de verdad.
Se cierra el telón
Y con esto doy por concluida mi visión de lo que ocurrió el pasado 9 de septiembre en ese evento que Apple por primera vez dejó ver en streaming en Windows a través de diversos navegadores -Chrome no, curioso, yo la vi en Microsoft Edge- y que me volvió a confirmar dos cosas. Una, que Apple es una máquina muy bien engrasada y que afina cada vez más en ese objetivo de maximizar márgenes de beneficio.
Y dos, que ya ni siquiera son capaces de mejorar lo que copian.
Eso es lo preocupante. No a corto plazo -aunque hicieran un iPhone color marrón Zune lo venderían-, pero quizás sí a medio y largo plazo. Veremos si se meten en coches como parece, pero eso de dejar de lado el software para centrarse en el diseño -al menos en hardware siguen demostrando que tienen muchos galones– puede acabar pasándoles factura. O no.
Son Apple.
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