Año nuevo, webcam nueva

Si me habéis seguido en estos últimos tiempos habréis visto cómo de cuando en cuando aparezco en televisión. Lo hice hace poco en La Sexta y el Canal 24h hablando de OpenAI y Sam Altman, aunque la cosa viene de lejos y por aquí ya contaba cómo participé en el Telediario de la 1 en 2016 hablando de aquellos Galaxy Note 7 que explotaban.


El caso es que el material que usaba para grabar esas entrevistas —a menudo, videoconferencias en Zoom o Skype— era bastante de andar por casa. No soy streamer así que nunca he invertido demasiado en estos temas, pero en este 2024 los Reyes Magos se han portado. Deben haber visto mi imagen pixelada, mi cara cetrina y mucha más papada de la que tengo porque no tengo papada y me han traído una nueva y reluciente webcam.
Se trata de la Anker PowerConf C200 (59,99 euros en Amazon), un modelo del que había leído y visto cosas por ahí y que tras investigar un poco fui el que pedí a sus majestades en mi carta. Había otras opciones, desde luego: esta comparativa de Engadget enfrentaba a mi Anker con la Razer Kiyo Pro Ultra (349,99 euros), la Logitech Brio 500 (97,50 euros) o la Logitech Streamcam (104,56 euros), y tras ver algún vídeo comparativo también decidí que la Anker me venía perfecta: era la más asequible, y tenía un par de características que me acabaron de conquistar.

El primero, el interruptor de privacidad, que permite tapar el sensor de forma física para que incluso si me hackean no puedan usar la cámara para verme. Otras webcams tienen esta opción, pero en esta me gusta especialmente porque esa tapa es muy visible al tener ese vistoso color rojo.
La segunda, la posibilidad de hacer zoom e incluso, con el zoom activado, elegir la porción de la imagen que quieres encuadrar. Ya he probado a hacerlo en una videoconferencia con Google Meet y es genial: permite que en futuras apariciones el control sobre ese apartado sea mucho más fino, colocándote con el zoom y la posición que más te guste.

En el caso del zoom, esa configuración avanzada de la imagen permite ajustarlo con una sencilla barra deslizante, pero la otra opción es elegir cualquiera de las tres posiciones de ángulo de visión posibles: 65º, 75º y 95º (un pequeño gran angular). Es también posible elegir la resolución de grabación, y la máxima, 2K, da un nivel de detalle bastante bueno. En mi primera videoconferencia de prueba con mi (ya no tan) pequeña Lucía, me comentaba que se me veía genial y guapísimo, pero claro, lo dice mi preciosa pitufi.

Esta webcam es de hecho uno de esos regalitos que hacía tiempo que tenía en mente, pero que nunca llegaba. Parte de la culpa la tuvo la pandemia: probablemente os acordéis de cómo las webcams se convirtieron en un objeto de lujo durante el confinamiento. Las de los portátiles eran hasta no hace mucho una verdadera castaña —la cosa ha mejorado un poco en los últimos tiempos en nuevos modelos— y de hecho por aquel entonces me preguntaba por qué nadie fabricaba una buena webcam. Había un problema y era factible darle solución, pero nadie lo hacía. ¿Por qué?
Es evidente que no interesaba (demasiado). En diciembre de 2020 una Logitech C920 HD Pro costaba casi 190 euros, cuando dos años antes su precio era de 29,90. Hoy en día está a 69,99 euros, un coste sencillamente alucinante para un producto que, atención, se lanzó en 2012 (por entonces costaba 99,99 dólares). Los señores de Logitech, creedme, se han forrado con un producto que debería haberse abaratado pero que ahora cuesta tres veces más que hace cinco años. Es absurdo.

Ha habido algún intento de resolver el problema, y yo mencionaré dos. El primero, uno que me gusta especialmente pero que no puedo aprovechar, es Continuity Camera, que permite usar el iPhone como una webcam en los Mac. Yo trabajo con un Mac mini, así que solo me falta el iPhone, porras. La calidad ed imagen es por lo que he visto en vídeos alucinante, y creo que es una solución fantástica para aprovechar las cámaras que tenemos en nuestros móviles en este escenario.

La segunda es la webcam Opal C1, un modelo con un diseño espectacular y una calidad que por lo que dicen dejaba al resto de webcams totalmente atrás. No estoy seguro de que se pueda comprar en España, pero en EEUU cuesta 300 dólares.

Hay una alternativa reciente: esta misma empresa acaba de lanzar hace unas semanas la Opal Tadpole, una versión "mini" muy pensada para equipos portátiles. Los vídeos que he visto con ella en acción prometen, pero hay un ligero efecto "acuarela" en la imagen que no me acaba de convencer. El diseño vuelve a ser estupendo, pero ojo: 200 dólares del ala.
Así pues, los Reyes Magos probablemente han acertado con la Anker Powerconf C200. Me gustaría poder tener la opción de usar mi P40 Pro Plus como webcam pero no parece que esa opción vaya a llegar al menos a mi teléfono: en Android Police comentaban cómo esa posibilidad sí está presente de forma preliminar en Android 14.

Acabo de probar con el Pixel 6A de Sally y 1) la calidad de imagen diría que es peor (y eso que el sensor del Pixel es muy majo) y 2) el micrófono no funciona, así que tendría que usar uno separado. Es un buen principio, como decian en su análisis en AP, pero solo eso.

Habrá que ver cómo se comporta la cámara en la próxima aparición televisiva —si es que la hay—, pero desde luego esto me hace estar un poco mejor preparado para eso o incluso para convertirme en un TikToker, que visto lo visto igual acabo probando. ¿Os imagináis? De momento tengo al menos un buen pack, porque para la grabación de voz compré un micrófono HyperX SoloCast hace tiempo para esto mismo hace tiempo y ya he notado que cuando lo uso la calidad del audio sube bastantes enteros.
Bien por los Reyes Magos.