Análisis súper prematuro de una freidora de aire
En casa Sally hace un montón de cosas, pero de cocinar suelo encargarme yo. Cuando digo cocinar, eso sí, quiero dejar claro que, como le decía esta mañana a mi compañera Eva, soy el hombre sotacaballorey.
Que conste que como en otras muchas cosas en mi caso el talento está ahí: simplemente no tengo ganas de pulirlo y sacarle provecho porque no le veo poco ROI (return of investment, retorno de la inversión) al tema. Hay que pasar mucho tiempo en la cocina para algo que luego vas a disfrutar unos minutos, así que yo aquí soy pragmático y suelo ir a platos sencillos pero solventes.
Para ayudarnos en esta misión, eso sí, en el miniresort burgués acabamos cayendo a las tendencias culinarias en dos ocasiones. La primera, hace unos años, cuando nos compramos la Monsieur Cuisine Connectde Lidl. La hemos aprovechado más bien poquito, pero reconozco que cuando la usamos, las cosas salen muy majas. Si no la usamos más es porque como buen hombre sotacaballorey me cuesta experimentar.
La segunda llegó con Papá Noel, y se trata, cómo no, de una freidora de aire o airfryer. Que como sabéis de freidora tiene poco: estas máquinas son básicamente hornos de convección que permiten hacer algo así como un mix de lo que harías en una sartén y en un horno. Ni fríes del todo, ni asas del todo. Eso tiene ventajas evidentes, porque 1) al freír ensucias un montón (yo al menos) y 2) el horno es un aparato que me da respeto como cocinero sotacaballorey. Que sí, que sé que luego muchas cosas son ponerlas y punto, pero así soy yo. Hornofóbico.
El caso es que yo no veía claro lo de la freidora de aire. Sally sí, y como se acercaba la navidad teníamos la excusa perfecta para darnos el capricho. No es además uno excesivamente caro, pero primero investigué un poco y, tras leer sobre el tema, aproveché mi ventaja estratégica: tengo dos compañeras que han hablado mucho y bien de estos aparatos: Eva Rodríguez de Luis, de Xataka y Genbeta, y Carmen Tía Alia, de Directo al Paladar.


Me interesaba un modelo con buena capacidad, así que me estudié el análisis de la Xiaomi Smart Airfryer de 6,5 litros que probó Eva y luego la Cosori DC601 Turbo Blaze que probó Carmen. De todo lo que había leído me había dado la impresión de que Cosori estaba algo más asentada, así que acabé deciciéndome por esta última tras hablar con Eva y Carmen. Luego resulta que Eva probó también la Cosori (en su versión Chef, que es igual salvo por pijadas de diseño) y me confirmó que si la Xiaomi baja un poco sería su opción, pero con la diferencia actual (129 la Xiaomi, ahora no disponible, 139 la Cosori, ahora está a 169) se decantaría por la Cosori. Total: que parece que acerté, al menos en el momento actual.
Papá Noel la trajo puntual a casa el 25 de diciembre, así que para probarla compré unas alitas y unos muslitos, que no tenía tiempo de más. Tras seguir las instrucciones —bastante simples— y precalentar la freidora, hice una salsita sencilla para los muslos y las alitas (algo de aceite, limón, sal, pimienta, orégano) y tras embadurnarlos bien los puse en la rejilla del cestillo y los cociné con el modo Airfryer durante 17 minutos. Todo en plan dos botones, pinpanfuera. Muy hombre sotacaballorey.
¿El resultado? Pues la verdad, estupendo. Quizá les faltaba un puntito de crujientes en la piel, pero por dentro se habían hecho muy bien y no tenían nada que envidiar a los que alguna vez he hecho en el horno (diría que mejores que esos) y poco a los de la sartén de toda la vida. Que sí, salen más fritos, pero 1) más insanos y 2) no veas tú cómo dejo la cocina cuando termino.

Con las alitas lo mismo. Las dejé un poco más de tiempo para ver si conseguía el acabado crujiente, pero no: simplemente se hicieron más. Tendré que probar con alguna otra función. Un éxito.
Hoy también hice una pequeña y breve prueba, y tras precalentar la freidora de aire el horno de convección porque esto se maneja como un horno y esos también los precalientas, le puse unas patatas a ver cómo salían en modo fritas. 12 minutos después vi que quizás me había quedado algo corto, así que le di otros 4 minutos y, aunque de nuevo les faltaba algo de dorado, estaban más que aceptables. Eso es muy mala noticia porque 1) me encantan las patatas fritas y eso me lleva a 2) me las como. Y poder hacerlas así de fácil me da un poco de miedito.

Y este es mi análisis súper prematuro de mi nueva y flamante freidora de aire. Me hubiera enrollado con un guión con Harry y Sally pero como sé que os gusta ir al grano y conocer mi visión de influencer, quería resumir.
Además, tengo que salir pitando, así que ahí os quedáis, majos.
Nota: un merecido (por ahora) 9. Parece una compra de lo más prometedora. Y para cocineros sotacaballorey como yo, más.