Adoptar, extender, extinguir

Adoptar, extender, extinguir
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En aquel tiempo Microsoft era mala. Mala de pelotas. Estupenda en todo salvo en lo malo, que lo había y mucho. La empresa se lo había ganado a pulso, y lo había hecho gracias en parte a una estrategia peculiar: la de adoptar, extender y extinguir.

La frase, descubierta por el Departamento de Justicia en su demanda contra Microsoft cuando andaban investigando sus tácticas monopolísticas en el ámbito de los navegadores en los 90. En Microsoft, indicaban en aquel documento, la respuesta a la amenaza de otros navegadores (con Netscape a la cabeza) era la de adoptar estándares de internet existentes, extender esos estándares con mejoras incompatibles, y con esa táctica lograr extinguir a los competidores.

Para los que no viviéseis la época, Microsoft repitió aquella estrategia en varias ocasiones. Lo explica bien la Wikipedia, pero de esos ejemplos yo desde luego destacaría, además del de los navegadores, el de sus formatos ofimáticos, que han logrado que Office sea la única forma de que puedas garantizar que tu documento DOC o XLS (o sus versiones "abiertas", DOCX y XLSX) se pueda  ver y editar en cualquier lado. Inténtalo con Apache OpenOffice o con LibreOffice. Venga, inténtalo, de verdad. Algo se verá distinto y te hará la Pascua. Seguro.

Microsoft ya no es mala. O no tanto, claro. De repente Bill Gates es un santo (más sobre esto en un futuro post) y Satya ha logrado convencernos de que en Redmond han llenado las oficinas de peluches de Tux. Yo me he creído ese cuento también en parte, pero siempre he tenido claro que detrás de esa apertura al Open Source y a los estándares se esconde una necesidad estratégica, no una obligación o una vocación.

Pero no vengo aquí a hablar de

mi libro

Microsoft, sino de Google. Porque ahora Google es la mala. Mala de pelotas, como lo era Microsoft. Estupenda en todo salvo en lo malo, que lo hay y mucho. La empresa que nació como la salvadora de los geeks se ha convertido en una discípula —involuntaria o no— de Microsoft en estrategias de mercado. ¿Por qué? Porque ahora son ellos los que adoptan, extienden y extinguen.

Eso es al menos lo que afirma Drew DeVault en un revelador post que nos cuenta cómo en Google están haciendo lo mismo que Microsoft en su época. El primero de los ejemplos de los que hablaba era potente: Gmail.

Gmail es un prodigio, ya lo he dicho en alguna ocasión, pero su nueva versión, rediseño incluido (otro post pendiente) trae novedades funcionales, como esa que permite contar con los correos 'que se autodestruyen'. Esos polémicos correos no son correos: son enlaces a una página web embebida en el cliente web de Gmail, de manera que todo parece mágico.

No lo es. No es mágico porque Google está haciendo trampas y extendiendo las capacidades del correo electrónico estándar para ofrecer una característica no estándar e incompatible con otros clientes. ¿Y qué? Pues que si quieres usarla, solo podrás hacerlo vía Gmail. ¿Y qué? Pues que esa "mejora", unida a otras, hará difícil competir. Google aprovechó el producto base, y ahora lo extiende para hacerle la puñeta a los competidores. Que luego cada cual será libre de usar o no Gmail, pero si se empieza a usar esa opción estamos apañados, porque para ver esos correos antes de que se destruyan tendremos que tener una cuenta de Gmail, aunque sea solo para eso. Mal.

La cosa no se queda ahí: ocurre lo mismo con AMP, esa versión "light" de los estándares que disfrutamos a diario en la web, o con XMPP, el estándar abierto y federado para aplicaciones de mensajería. Google primero adoptó la web HTML (y JavaScript, y demás) y la abrazó, y ahora nos sale con esto. Y con XMPP, ídem. Todo era amor hasta que en 2014 abandonó el soporte de clientes basados en ese estándar para lanzar Hangouts u otros clientes, ninguno de los cuales soporta XMPP y ninguno de los cuales ha logrado triunfar porque ya lo han hecho otros. WhatsApp, por cierto, hizo lo mismo, y empezó a usar XMPP para luego usar un protocolo propietario. Asco de chat. Asco adicional si tenemos en cuenta que ahora Google lo intentará de nuevo con un cliente basado en RCS, un estándar creado por las operadoras para sustituir a los SMS. A mí eso no me suena muy bien.

¿Más ejemplos? RSS. El estándar fue glorificado en Google Reader, pero acabó siendo abandonado de buenas a primeras porque a Google no le interesaba un protocolo que no controlaba y que por tanto no podía extinguir fácilmente. Así que acudió a la otra táctica —otros dicen que fue esta misma— para extinguir un producto: ignorarlo. Si eres lo suficientemente grande, eso a veces funciona. No ha funcionado del todo, pero es evidente que los RSS no están donde estaba.

Al autor le han machacado bastante en el debate de Hacker News, haciendo mención a cómo Google aporta mucho al Open Source en diversos proyectos. Yo aquí tengo otro pensamiento (otro post más para el futuro, se me acumula el trabajo), y creo que la actitud de Google se debe, como en el caso de Microsoft, a la necesidad, no a la obligación o la vocación. Y digo esto porque hace tiempo que quedó claro que Android tiene poco de Open Source y cada vez menos, sobre todo ahora que Fuchsia está en el horizonte.

Así que digan lo que digan en Hacker News, donde se centraban sobre todo en esa actitud de Google hacia el Open Source, estoy al 100% de acuerdo con el autor del post original. Lo malo es que eso no sirve de mucho, porque acabaré dejando de usar Gmail en algún momento, pero seré de los pocos que sepan porqué igual no es tan molón usar Gmail como creías. Y como esa, otras tantas.

Quizás lo que necesite Google sea un buen tortazo judicial. Uno que la ponga en su sitio y deje claro que está muy bien desarrollar tecnologías propietarias, pero no tanto hacerlo basándose en estándares abiertos que usas de esta forma tan sucia. Si quieres mejorar un estándar, hazlo abiertamente. Si no lo haces es porque probablemente tienes algo que ocultar. Algo que probablemente no será muy limpio.