Mis dudas sobre la adopción de Windows 10
Comienza una semana muy, pero que muy divertida para los que trabajamos aporreando el teclado para contar la actualidad tecnológica. Viene el CES, como siempre coincidiendo con los Reyes Magos -qué mala baba- y como siempre con un montón de novedades que tratarán de tener su hueco en los medios estos días. Mucho gallo para tan poco gallinero, me temo.


Hoy ya ha habido varios anuncios curiosos -los nuevos convertibles de Lenovo tienen su punto, por ejemplo- pero uno de los más comentados ha sido el que nos hablaba de las nuevas cifras de adopción de Windows 10.
El sistema operativo de Microsoft está ya activo en más de 200 millones de dispositivos, nos contaba Paul Thurrot. Este veterano de los medios que lleva años analizando sobre todo todo lo que rodea a Windows era en mi opinión algo benevolente con el dato. De hecho comentaba este tema en The Unshut y Thurrot ha tenido el detalle de tener un pequeño intercambio de tuits en el que defendía su postura frente a la mía.
En mi análisis en inglés contaba lo que quería contar también aquí: que los 200 millones están muy bien, pero no tan bien. Que hay que tener en cuenta sobre todo el hecho de que Windows 10 es una actualización gratuita, y que al compararlo con la adopción de OS X Mavericks (el primero de los que se distribuyó gratuitamente) las tasas de adopción eran notablemente distintas.
A los cinco meses de su lanzamiento Windows 10 tiene un 10% de cuota global, y aproximadamente un 12-13% de cuota entre los sistemas Windows a nivel global. Cinco meses después del lanzamiento de Mavericks su cuota (en EE.UU., no tengo datos globales ahora mismo) era del 40% si solo tenemos en cuenta los sistemas OS X que había en la época.

En números planos hay diferencias enormes, claro (no sé cuántos OS X Mavericks serían ese 40%, pero desde luego estarían muy lejos de los 200 millones de Windows 10), pero mi reflexión no es esa, sino la de que muchos más usuarios de OS X dieron el salto a Mavericks cuando fue gratuito, algo de lo que hablaba en ‘La injusticia de lo intangible‘ cuando se lanzó aquel sistema operativo. En Windows 10 la gente no ha dado el salto aun teniendo a su alcance una actualización gratuita. ¿Por qué? Pues por dos razones claras a mi modo de ver:
- La enorme piratería que existe en el mundo Windows.
- La gente está contenta con su Windows 7, o el 8, o el XP (mon dieu) y no siente la necesidad de cambiar a algo que no está claro que sea mejor.
En The Unshut pregunté por qué la gente no actualizaba a Windows 10 y casi la mitad de los que respondieron indicaron que era por preocupaciones con la privacidad de un sistema que monitoriza casi todo lo que haces pero que lo hace por buenas razones (y casi siempre legítimas), y aquí es evidente que Microsoft cometió errores de bulto en cuanto a transparencia y comunicación. Y sigue pagando esos errores con una tasa de adopción de Windows 10 que a mi modo de ver debería ser mucho más alta.
Aunque entiendo que Windows 10 tiene sus limitaciones y puede dar algún que otro problema en ciertos escenarios y con ciertas configuraciones, esta plataforma demuestra más que nunca el milagro Microsoft: con la inmensidad de combinaciones que los usuarios tienen en sus PCs, lo raro es que no funcione mucho peor. De hecho, yo no tengo más que halagos (bueno, miento, también tengo mis pegas, ojo) para un sistema operativo que es una maravilla en muchos apartados y sobre todo en uno: su ambición en esa promesa de la convergencia.
Eso, unido a la gratuidad de la actualización, me hacía pensar en que a estas alturas la cuota de Windows 10 debería ser como poco el doble de lo que es hoy en día. No es así, y para mí eso es un fracaso. Bueno, puede que aquí me haya pasado, pero la cifra de 200 millones de dispositivos activados no es en ningún caso un éxito. Veremos qué ocurre el próximo 29 de julio cuando acabe el periodo de actualización gratuita y la gente tenga que acoquinar por una licencia. Uhm.
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