50 castañas

Junio de 2002. Viaje a China con PC Actual. Un despiporre, porque en aquel momento en los medios todo se vivía aún con un frenesí especial. Uno de los días estábamos cenando en algún sitio espectacular del que no recuerdo apenas nada. Sólo que era una terraza en un edificio alto.
Tras la cena, las copas. Nos lo estábamos pasando teta en el viaje —que se supone que era de trabajo, pero que como digo, acabó siendo un despiporre—, y desde luego nos lo estábamos pasando teta esa noche. Yo andaba con otros dos españolitos tomando algo, y de repente nos llega uno de los chicos de la empresa que invitaba. Un holandés que iba tan contento como nosotros (o más), y que de repente se puso muy serio. Tenía que darnos un consejo vital:
You know, guys? Enjoy life.
(¿Sabéis una cosa, chicos? Disfrutad de la vida.)
Tengo una memoria de pez para muchas cosas (viajes incluidos), pero hay cosas que se te quedan grabadas, y aquello lo hizo. Lo recuerdo como si me hubiera pasado ayer noche. Yo por entonces no había llegado a los 30, pero es que este chaval yo creo que era incluso más joven. Y cuando alguien así de joven te dice algo así, te lo tomas como te lo tomas. A ver. Estábamos todos pedete. Nos reímos y ahí quedó la cosa.
O no, porque ese momento ha vuelto a mi memoria con bastante frecuencia. No por el momento en sí, sino por la frase, que no era especialmente original, pero que con el tiempo ha ido ganando peso en mi vida. Supongo que nos pasa a todos los que nos vamos haciendo mayores, y es el viejo cuento del abuelo cebolleta. Carpe diem. La lluvia nunca cae hacia arriba. Hoy es mañana. O como decía de forma preciosa Pau Donés, vivir es urgente.
Y así llego a mis 50 castañas, queridos lectores. Enjoying. O intentándolo.
En algún otro post dedicado a las castañas he hablado de cómo no acabo de creer que estén cayendo inexorablemente porque yo no siento que tenga 50 años. La culpa probablemente la tengan mis padres y toda su generación, que a mi edad (y mucho antes) parecían, con todos los respetos, señores mayores. Y luego está cómo se ve uno. Yo, la verdad, me veo medio bien, prácticamente a punto de jugar en el World Pádel Tour y capaz de hacer saltos del tigre como el que encabeza este post. Con menos pelo, con una presbicia peligrosamente galopante, pero oye, medio bien.
Supongo que le pasa a mucha más gente, y eso, la verdad, es guay. Que yo siga diciendo guay con naturalidad, por cierto, me delata. Y espero que siga haciéndolo mucho tiempo.
Cuando estos días veía que se acercaba el momento, empecé a plantearme hacer un post del tipo "50 consejos vitales de alguien que ha llegado a los 50", pero de esos hay un montón en internet y me temo que no serían muy distintos de los de otra mucha gente. Diría que probablemente uno de los más importantes es ese del que hablaba ("Enjoy"), porque en realidad aglutina muchos otros que o bien son frases populares, o bien refranes, o bien letras de canciones. Una retirada a tiempo es una victoria, pafuera lo malo, el tiempo es oro. Total, que si tuviera que dar un consejo, al final probablemente sería el que nos dio ese chico holandés que estaba pedete.
También suelo hacer balance de los últimos doce meses. Los 49 han sido, diría, muy buenos. Profesionalmente estoy guay (insisto con la palabrita), y el año en lo personal ha sido fantástico en casi todo. Aquí mi mujercita y mis niños son mis particulares estrellitas, como siempre, pero además ha sido una época dulcita para la gente que está cerca, con la que hemos viajado, reído, comido y, cantado. Pero mucho. Qué gusto.
¿Qué les pido a los 50? Lo que siempre pido desde hace tiempo. Salud. He tenido un par de pequeños tropiezos recientemente (contractura tras un partido de pádel de alto nivel de los míos, otitis tras un resfriado), y eso hace que eso de aprecie de forma especial estar bien. De lo demás ya intentaré encargarme yo. Sobre todo, de seguir el consejo de aquel chaval, ya sabéis.
Enjoy.