4.000 caracteres no bastan

4.000 caracteres no bastan
pcactual
pcactual

- Pero vamos a ver, ¿tú por qué quieres trabajar aquí?

No era una pregunta difícil de contestar. Hacía tiempo que había quedado claro que tardaría mucho más de la cuenta en terminar mis estudios universitarios, así que para lidiar con algo que en gran parte odiaba (pero necesitaba) me encontré por casualidad con algo que me encantaba hacer. Escribir. Y hacerlo sobre tecnología. Llevaba algún tiempo colaborando en revistas menores, pero había sido lector de las legendarias durante mucho tiempo. Primero Micromanía, y más tarde PC Actual. Cuando vi aquel anuncio en el que buscaban sangre nueva, me dio un pequeño pálpito. Y si. Y allí estaba. En la cuarta planta de San Sotero, con Susana Herrero y Miguel Ángel Cobos. Había visto de refilón la redacción de PC Actual, y casi no podía creer que esa posibilidad pudiese hacerse realidad.

- Bueno, me encanta escribir sobre tecnología. Investigar, analizar, reflexionar, opinar.

La entrevista fue bien. Susana me llamó al día siguiente, un viernes creo. "Empiezas el lunes, Javi". Y lo hacía además pudiendo complementar trabajo y estudios. Durante muchos años (porras) lo haría así. Las mañanas eran para trabajar, y las tardes para estudiar.

No sé si alguna vez habéis tenido esa sensación. La de llegar a un trabajo y sentiros como en casa. No es una frase hecha. No lo digo por morriña, o por sentimentalismo. Fue así. Creo firmemente en mis pálpitos. Rara vez me han fallado. Otra cosa es que les haya hecho --o no-- caso. Y cuando entré aquel día de finales de junio de 1999 en las oficinas de PC Actual, tuve uno de ellos. Y uno de los buenos.

Escribo esto y se me nublan un poquito los ojos. No creo que jamás pueda encontrar un sitio como aquel. Aquello no era un trabajo. Bueno, sí lo era, claro, pero ni nos enterábamos. Lo de las startups americanas con ese buenrollismo que parece transpirar por todos lados era una memez al lado de esto. Muchos días, muchísimos, me levantaba de un salto pensando que me tocaba currar allí. Al final, por supuesto, la cosa cambió. Pero durante mucho tiempo, PC Actual fue mucho más que un trabajo.

Los recuerdos se agolpan.

Aquellas primeras clases de Planita para destripar un PC. Al cabrón no se le entendía nada. Hablaba casi tan rápido como pensaba. Y sabía mucho de lo que hablaba. Probablemente, más que ninguno de nosotros. Algo en parte doloroso, porque Planita era un crío. Contaba 20 años, y era el genio loco del labo. El que lo cuestionaba todo, el que le daba la salsa a las reuniones de contenidos. La mejor prueba de que el caos puede ser fantástico.

También estoy viendo aquel primer día a Daviti (Onieva). Con su cigarro, con sus botas de chúpame la pun, y con sus "Le debo 3 páginas a Su". Como agobiado para el que no le conociera. Yo por entonces, claro, no lo hacía. Pronto me di cuenta de que aquello no le agobiaba en absoluto. Y atención, porque el Sr. Onieva es el responsable de que durante años --ahora la cosa se va diluyendo-- la gente me haya conocido como JaviPas (pronunciado, aunque no lo parezca, con tilde invisible en la segunda "a", "JaviPás") en los círculos profesionales. La cosa se originó, como suele ocurrir, de la manera más tonta. Planita luchaba conmigo por controlar el ambiente musical en el labo, y a raíz de aquello yo me convertí en DJ Pas. Daviti lo soltó primero: "JaviPas , ponnos música", o algo asi, supongo. Y me quedé con el apelativo. JaviPas -o Pas, a secas- se convirtió en uno de esos nombres con los que uno acaba identificándose más que con el suyo propio. Y ya veis, acabé usándolo de dominio para Incognitosis

Pero sigamos. Tampoco se veía muy agobiado a Javi Rubio, uno de los mejores compañeros de cervezas que jamás hayan existido, y que sabía un huevo de temas sysadmin ya por aquel entonces. Lo de escribir no le duraría demasiado, y se pasaría al otro lado, administrando durante muchos años la infraestructura técnica de toda la editorial con su hermano Lucky. El terror. El Risto Mejide de la entonces BPE (y más tarde VNU, y más tarde NetMedia/RBA). Lucky era un sysadmin de libro. Todos, incluidos los del labo, --le tomo prestada la palabra a Wardog-- éramos unos lusers, y nos trataba como a tales. Tardé mucho, mucho tiempo en salir de esa categoría. A Edu (Sánchez Rojo), jefe de laboratorio durante mucho tiempo, no le iban esas mandangas, y era otro de los modelos de productividad y profesionalidad que encontré --también había de lo otro claro, pero eso casi como si estuviese olvidado--. Siempre has parecido más mayor que yo, que lo sepas. Aunque seas más joven

También estaba Jesusito, Gladiator, el hombre multimedia, otro fumador empedernido --probablemente, mi única condena en PC Actual fue el maldito humo--, y que siempre, siempre, siempre tenía la sonrisa tranquila y sincera por delante. Como su hermano Pablo, el crack de los programas de edición de vídeo, que llegaría más tarde pero que sería otro de los pilares del labo durante muchísimos años. Y otro puto fumador empedernido. Pero a los hermanitos, que nos atufaban a mi y a Juanky día sí, día también, les perdonábamos todo. Así de grandes eran.

Los recuerdos se agolpan.

Seis meses después de mi llegada, ya algo más asentado y con cierta soltura, me sentaron al lado a un chaval de quien Su simplemente había avisado de que sería un nuevo redactor sénior. Tenia cara de bueno, era súper educado, y, como confirmaría con el tiempo, era la antítesis de Planita. Era el orden personificado. Cuántas veces no le moví el cable de rollo del teléfono o le descoloqué la perfecta cuadratura de los lápices --ni los maestros Zen, oiga-- para gastarle una pequeña broma que siempre aceptaba con humor y elegancia. Aquella primera navidad escribí un correo de felicitación mencionando especialmente a muchos de mis compañeros, y recuerdo que de Juanky dije "A ti aún no te conozco mucho [apenas llevaba unos días en la redacción], pero apuntas maneras". Y vaya si las apuntaba. Juanky acabaría convirtiéndose no mucho más tarde en el jefe de laboratorio de PC Actual, un cargo en el que ha demostrado cómo se debe trabajar en ese puesto desde entonces y en el que tuvo que comerse muchos, muchos, muchos marrones que jamás --como hacen otros muchos jefes-- pasó a sus compañeros. Era como tener a Jonathan Smith o a George Bailey delante. Siempre pensando en los demás antes que en él mismo. Acojonante.

Había vida fuera del labo y de aquel zulo que fue nuestro hogar durante mucho tiempo. Estaban nuestras editoras: la tremendamente (va por ti) genial Celia, la incansable, inagotable e incombustible Susana (Su), la singular (siempre) Rita que cambió de tercio rápido, y otras que llegaron algo más tarde como Inma. Y estaban las chicas de actualidad, con Eviti (y los canónigos) a la cabeza, los maquetadores, con Isma que estuvo dando el callo hasta hace bien poco en la revista, y con tanta y tanta gente que formó parte durante muchos años de aquella aventura. La gente iba y venía, y la magia parecía no tener fin.

Entre los grandes, en mi caso, Alvarito, que llegó en septiembre de 2000 y que durante años y años fue compañero de batallas dentro y fuera del trabajo. "No me gusta la gente que no me mira a los ojos cuando me habla", me dijo al poco de conocernos. Sostenía uno de los primeros botellines de Mahou que nos tomaríamos juntos. Uno de los, probablemente, miles que caerían en el legendario Cervantes de Albasanz, con el bueno de Juan siempre dispuesto a servir el siguiente. Con ese tipo de declaraciones tenía dos opciones: dejarle con el botellín en la mano y decirle hasta luego lucas (sin mirarle a los ojos, claro), o tomarme muchos más botellines con él hablando primero de cómics --pronto lo dejamos, él en eso era una autoridad-- y luego de muchas otras cosas. De parras, de quémenarras, y, por supuesto, con permiso de timo kotipelko y hari kanilaunen, del metal. Pero esa es otra historia.

Porque PC Actual y su entorno seguían siendo esa parte que permitía sobrevivir a mi particular pesadilla académica. Afortunadamente estaban por allí Juanky, o los Fernández atufándonos con Planita y Daviti de refuerzo, o Álvaro, o los chicos de Computer Idea (dios mío, que me olvido). Lo de Computer Idea --durante mucho tiempo se llamó Home PC-- era de traca: si no tenías un apellido o un nombre peculiar probablemente no podías trabajar allí. Rufino (Chufi) Contreras, Fernando Reinlein, Rafa Claudín, Susana Harari, Regina de Miguel, y por supuesto Elenita (Julve), que también --maldición-- era fumadora (como si hubieran necesitado refuerzos) y que también tiene historia propia. Y muy importante.

Como también la tienen las chicas QMN. Bego y Mar, que si me leen por aquí, y si no también, saben que el huequito lo tienen ganado forever. Sobre todo Mar, sus Riberas del Duero y sus puntos suspensivos.

Por el labo -y las revistas, pero estos me tocan más de cerca- pasarían muchos más ilustres, como Javi Vicente, Dani Ríos, Raúl Rubio (el tercero de una saga quepaqué) y, por supuesto, mi querido PBC. Miguel Ángel Delgado, pastelero virtual por excelencia, compañero de trayectos diarios en un flamante batmóvil y, siempre, siempre, siempre, el protagonista de la mejor broma (sana, claro está) que he gastado jamás a nadie, y que cuento siempre que tengo la ocasión. Otro de los grandes.

Dejé PC Actual en junio de 2006 para convertirme en editor jefe de The Inquirer ES, pero durante algún tiempo pude tener cerca a mis compañeros de siempre. La cosa ya no era como antes, desde luego. Habían pasado muchas cosas en los últimos años, y el ambiente estaba algo podrido no ya tanto por la gente como por la empresa y la incertidumbre de lo que ocurriría con la compra por parte de VNU y la posterior venta a NetMedia (toda la parte Internet), BPS (las publicaciones profesionales) y RBA (donde irían a parar mis antiguos compañeros de PC Actual). En NetMedia e Internet hubo también grandes momentos sobre todo con Luis y Juanan --dos auténticos pringaos, todo sea dicho-- pero, como digo, aquello ya nunca volvería a ser lo mismo.

Parece mentira lo mucho que dieron de sí aquellos siete años. Y parece mentira la cantidad de gente importante que puede entrar en tu vida en ese tiempo. He perdido mucho contacto con la mayor parte de ellos, pero este mundillo del periodismo tecnológico es más pequeño de lo que parece y a veces nos encontramos en algún evento. Y entonces vuelven a agolparse todos los recuerdos, y también entonces queda claro cómo no importa no ver a cierta gente durante meses o años: molaría poder volver a hacerlo, claro, pero da igual, porque la magia sigue ahí. Por supuesto, y esto es lo malo de este tipo de posts, hay nombres que se me escapan --Renovell, Ana Sánchez (también, hasta el final), Óscar Condés, Juanma Urío, Vashti, Juan Cabrera (uno de mis chicharreros favoritos), Óscar Guijarro, David Bollero, Raúl Puerta... buff-- pero todo se andará, porque visto lo visto tendré que hacer una novela rollo The Raise And Fall of PC Actual. De momento, eso sí, tendréis que conformaros con esto, y a todos los que no haya nombrado (por despiste, seguro), disculpadme.

Y es que la noticia de que RBA cierra PC Actual --quizás algún día vuelvan a abrirse las puertas, quién sabe-- me ha tocado especialmente. Juanky me lo contaba al poco de enterarse, tranquilo, con el hecho asumido --lo habíamos comentado en repetidas ocasiones-- tras contemplar cómo el sector ha ido siendo inflexible ante la realidad actual. El papel hoy por hoy lo tiene muy complicado, y la revista que ha significado tanto en mi vida y en la de mucha otra gente ha sido la última víctima de esta --sin perdón-- puta crisis. Hace mucho que se acabaron aquellas míticas reuniones editoriales, aquellas legendarias fiestas de entrega de premios PC Actual (las mejores), o aquellos cierres con los que afortunadamente yo no sufrí tanto como los editores y maquetadores. Pero durante muchos años he podido seguir colaborando --precisamente hasta hoy-- con una revista en la que había algo claro. Una página eran, poco más o menos, 4.000 caracteres (con espacios).

Y claro. 4.000 caracteres no eran bastantes. Ni entonces, ni ahora. Hasta siempre, PC Actual.

Este post va dedicado en primer lugar a toda la gente que formó parte de PC Actual y de BPE/VNU/Netmedia durante todos esos años. En segundo, a Susana y Celia, que aguantaron como jabatas hasta el último suspiro. Y en último lugar, pero sobre todo en el más importante, va dedicado a Juanky, que ha sido, es y será uno de mis mejores amigos, la mejor persona que conozco, y un profesional excepcional.

Va por ti, entrenador.